Por Nacho Palou — 28 de febrero de 2013

Somos lo suficientemente inteligentes y tenemos un programa espacial. No tenemos por qué extinguirnos por un asteroide. Tenemos más posibilidades de las que tuvieron los dinosaurios.

En Vice, La última misión submarina de la NASA para salvar la Tierra es un breve pero interesante documental acerca de la base Aquarius, un laboratorio situado a unos 20 metros bajo la superfice del mar.

Durante dos semanas al año viven en él astronautas e investigadores de la NASA que utilizan el laboratorio —desarrollado por la NOAA para la investigación y exploración de los océanos— como «perfecto terreno de pruebas para misiones a asteorides y, con el tiempo, a Marte».

El estudio de los asteroides y el desarrollo de métodos y técnicas para llegar hasta a ellos —con el fin de obtener muestras y estudiar su composición— permitiría deducir cuál sería la mejor forma de enfrentarnos a la amenza que puede suponer para la vida en la Tierra el impacto de uno de estos cuerpos espaciales.

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