Impresión artística de LISA Pathfinder tras la separación del módulo de propulsión tras llegar a su órbita de trabajo - ESA
Lanzada el 3 de diciembre de 2015, la nave LISA Pathfinder de la Agencia Espacial Europea ya está en su órbita de trabajo en el punto de Lagrange L1 tras haber utilizado la gravedad de la Tierra para coger impulso antes de dirigirse allí, tal y como se puede leer en Lisa Pathfinder llega a su órbita de trabajo.
El punto de Lagrange L1 es uno de los puntos del sistema formado por la Tierra y el Sol en los que la gravedad de ambos se «anula», con lo que es un sitio ideal para colocar una nave que tiene que demostrar que los instrumentos diseñados para detectar movimientos en dos objetos en caída libre funcionan correctamente.
Dentro de LISA Pathfinder va un módulo que contiene dos cajas metálicas idénticas de 5,5 centímetros de lado separadas 38 centímetros una de la otra, cada una de las cuales contiene un cubo de oro y platino que flota libre en su interior.
Al colocar la nave en el punto de Lagrange L1 la ESA espera conseguir la caída libre más perfecta jamás conseguida, con lo que el sistema óptico de a bordo tiene que ver si es capaz de detectar movimientos de los cubos que no sean debidos a los propios movimientos de la nave.
Sistema óptico del LISA Pathfinder
Aunque también servirá para ver si se nos ha escapado algo en el diseño del sistema para tenerlo en cuenta a la hora de diseñar los sistemas de a bordo de la misión LISA.
La precisión requerida es tan grande que a la hora de montar LISA Pathfinder los técnicos medían hasta la longitud que cortaban en las bridas usadas para su montaje no sólo para saber el peso exacto del la nave sino para poder saber exactamente cual es su centro de gravedad y cómo se distribuye su masa alrededor de las cajas que albergan las dos masas de control.
El objetivo de la misión LISA, de Laser Interferometer Space Antenna, Antena Interferomérica Láser Espacial, una misión que constará de tres sondas que estarán en el espacio formando un triángulo equilátero de un millón de kilómetros de lado, es detectar las ondas gravitacionales, previstas por la teoría de la relatividad general de Einstein, y de las que tenemos pruebas indirectas de que en efecto existen, aunque hasta ahora nunca hemos podido detectarlas directamente.
Cada una de las tres naves medirá la posición de unos cubos situados en el interior de las otras dos. Descartados movimientos causados por las propias naves, cualquier otro sería atribuible a las ondas gravitacionales.
Durante su camino a su órbita de trabajo los sistemas de LISA Pathfinder han sido puestos en marcha y probados, y hasta ahora todo funciona a la perfección, aunque aún queda realizar algunas pruebas más y liberar los cubos, lo que no sucederá hasta mediados de febrero, tal y como se puede leer en Luces y acción para Lisa Pathfinder.
Una vez liberados los cubos y terminadas todas las pruebas la fase de ciencia de la misión estará lista para comenzar, lo que se espera que ocurra a finales de febrero.
Lisa Pathfinder está en Twitter como @ESA_LPF y también tiene un blog en el que seguir sus andanzas.