Por Nacho Palou — 7 de diciembre de 2017

En este vídeo de Veritasium, de hace algunos años, Derek Muller recorre —medidor de radiación en mano— algunos de los lugares conocidos en los que uno se expone a las mayores dosis de radiación ionizante. Entre los lugares evidentes: Chernóbil, Fukushima, Hiroshima, el lugar de Nuevo México donde se detonó la primera bomba atómica, o el despacho de Marie Curie.

De hecho Derek también desciende a la mina en la que se descubrió el uranio y de la cual Marie Curie obtuvo las muestras de minerales de uranio
con las que trabajó. Y después se va a visitar el laboratorio de Curie. Todavía hoy tocar el pomo de la puerta del antiguo despacho de Curie (durante una hora) equivale “radiactivamente” a comerse quince plátanos.

Porque para poner en perspectiva qué cantidades de radiación se registran en esos lugares Derek utiliza la dosis equivalente a comerse un plátano.

Los plátanos contienen de promedio un 0,0117 por ciento de potasio-40 (isótopo 40K), que es radiactivo por naturaleza. De modo que cada vez que te comes un plátano (judías, aguacate o nueces, o te fumas un cigarro, o vuelas en avión, o incluso cada vez que duermes con alguien) te expones a una microcantidad de radiación.

El premio gordo del Tour Glows in the Dark de Derek se lo lleva el hospital de Prípiat, la ciudad próxima a la central de Chernóbil, y hoy abandonada, en la cual vivían la mayor parte de sus trabajadores. Allí se acumulan las ropas y los trajes de trabajo que llevaban los bomberos en los días posteriores del desastre nuclear. Un montón de ropa que, más de 30 años después, sobrecargan el medidor de radiación de Derek. Y la cosa allí va para largo.

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