Por Nacho Palou — 3 de abril de 2018

En teoría cualquier objeto que tenga masa podría convertirse en un agujero negro si toda su materia se comprimiese a un tamaño determinado (supuestamente) por el llamado radio de Schwarzschild. Al alcanzar ese tamaño el objeto se volverá denso de narices y se convertirá en lo que se conoce como un agujero negro.

El radio de Schwarzschild varía de un objeto a otro dependiendo de la masa a comprimir. Aquí van algunos de los ejemplos mencionados en el vídeo de RealLifeLore y en Black Hole Comparison: para que un ser humano se convierta en un agujero negro toda su materia tiene que estar comprimida en la 1000 trillonésima parte de un grano de arena. En el caso del sol toda su masa tiene que comprimirse hasta ocupar el tamaño de una ciudad pequeña (unos 3 kilómetros), y en el caso de la Tierra habría que meterla “entera” en el espacio que ocupa un cacahuete.

Esto significa que un agujero negro no es algo que pueda provocar la gente de Hydraulic Press Channel, y que los agujeros negros “son de las cosas más extrañas conocidas en el universo”. Tanto que cuando Einstein los descubrió matemáticamente mientras desarrollaba su teoría de la relatividad dio por hecho que de algún modo la realidad impediría su existencia. Se equivocaba. También significa que las escalas de tamaños y masas que se mencionan al hablar de agujeros negros se escapan del todo de nuestra capacidad para visualizar y hasta para entender de qué magnitudes estamos hablando.

Con todo estos dos vídeos, especialmente Black Hole Comparison, tratan de representar gráficamente y de forma “comprensible” cuál es la masa de algunos de agujeros negros. Incluyendo agujeros negros supermasivos para los cuales no hay superlativo suficiente: al agujero negro central del Cúmulo de Phoenix se le atribuye una masa de 20.000 millones de soles, todos ellos metidos a saco y en palés en un espacio relativamente pequeño (118.000 millones de kilómetros.)

Vía ScienceAlert.

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