Aunque su uso no está muy extendido desde hace años existen manos protésicas que pueden abrir y cerrar los dedos leyendo las señales que les llegan de los músculos del brazo.
Su mayor problema, precio aparte, es que los usuarios no tienen modo de saber si están apretando mucho o poco, algo que normalmente controlan aprendiendo a mover los dedos despacio para poder coger las cosas sin despachurrarlas.
Pero varios experimentos recientes están intentando dotarlas de sensibilidad conectando la salida de diversos sensores que llevan estas a otros nervios en el brazo y que permiten a los usuarios distinguir las formas y la dureza de los objetos que están intentando coger.
En el vídeo de arriba se puede ver la diferencia hay entre cuando los sensores de la mano que está usando el paciente están desconectados y cuando están en funcionamiento. En el primer caso se carga nueve de quince cerezas al intentar quitarles el rabo; en el segundo sólo una resulta despachurrada.
Queda aún mucho trabajo por hacer, ya que los científicos y técnicos tienen que aprender cómo y donde conectar los terminales de los sensores a los nervios para que las sensaciones sean las correctas, amén de que con el tiempo el interfaz entre electrodos y nervios tiende a perder efectividad.
Pero desde luego las posibilidades son intrigantes.
Hay más información en Amputee Successfully Feels Prosthetic Grip Strength Via Arm Electrodes y en An Artificial Hand with Real Feelings.
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