La BBC habla en Bionic eye gives blind man sight del caso de un invidente británico de 73 años, sólo identificado como Ron, que es uno de los tres pacientes en el Reino Unido que están tomando parte en una prueba experimental de un ojo biónico Argus II que se espera que les permita recuperar algo de la visión que han perdido.
Se trata de un dispositivo formado por unas gafas que llevan una cámara integrada en el puente que transmiten la imagen que captan a un procesador de tamaño similar al de un paquete de cigarrillos que el paciente lleva colgado del cinturón que procesa esa señal y la envía por radio a un receptor que el paciente lleva implantado en la mejilla por debajo del pómulo y de la piel, de tal modo que este es invisible.
Este receptor está a su vez conectado mediante un delgado cable que entra por un lado del ojo a una matriz de 60 electrodos que mide aproximadamente un milímetro cuadrado que se implanta en la retina y que es la que se encarga de estimular el nervio óptico.
Ron, que se quedó ciego hace 30 años a causa de una retinitis pigmentosa, recibió el implante hace seis meses, y cuenta en una entrevista que le hacen en Bionic eye que aunque no es capaz de ver formas ni mucho menos leer ni nada parecido, ya es capaz de distinguir una ventana, quizás una puerta, de seguir una línea blanca pintada en el suelo, de separar sus calcetines en negros, blancos, y grises, e incluso de decir si un objeto que está «viendo» es blanco o de algún otro color.
Tiene, además, la esperanza de que los resultados vayan mejorando con el tiempo, ya que uno de los problemas a los que se enfrentan los diseñadores del dispositivo es al de cómo transformar las imágenes que capta la cámara de las gafas en las señales adecuadas para que el cerebro del usuario las reconozca y se trata un poco de un proceso de prueba y error.
Es también por esto por lo que este programa piloto, en el que participan un total de 18 personas en todo el mundo, por ahora sólo incluye personas que alguna vez vieron pero que por causa de enfermedades degenerativas hayan perdido la vista.
Lyndon da Cruz, el cirujano que operó a Ron, se muestra muy optimista con los avances obtenidos en estos seis meses en cuanto al funcionamiento de los implantes y de la estabilidad de las señales que producen, y recuerda que aún quedan más de dos años de pruebas.
Esta es la segunda generación de ojo biónico fabricada por Second Sight y también la segunda tanda de pruebas, ya que su primer modelo, con una matriz de 16 electrodos, ya fue implantado en seis pacientes entre 2002 y 2004, cinco de los cuales las siguen usando en la actualidad.
En la entrada visual prosthesis de la Wikipedia hay más información acerca de estos asombrosos dispositivos, de los que hay al menos 15 variantes propuestas en distintas fases de desarrollo, mientras que en How does a "bionic eye" allow blind people to see? hay una explicación más detallada de cómo funciona el Argus II en concreto, y en el documental Bionic Eye de la serie BBC Inside Out London se trata también este caso.
Ron, por su parte, está más que encantado, ya que dice que los científicos le dijeron que «se haría la luz» para él y así fue. También comenta que su mayor anhelo en estos momentos es el de poder salir a la calle alguna noche, mirar al cielo, y volver a «ver» la Luna, algo que espera poder lograr con la ayuda de estos.
Obviamente falta mucho para que estos implantes puedan ser utilizados por cualquiera y hay montones de problemas que superar, pero hasta hace no muchos años, el mero concepto era cosa de ciencia ficción.