Desde hace unos meses sabíamos, él mismo lo sabía, que este momento era inevitable: en la mañana del 30 de agosto de 2015 Oliver Sacks perdía su batalla contra el cáncer y moría en su casa de Manhattan a los 82 años.
Neurólogo y divulgador, es autor de numerosas publicaciones sobre enfermedades mentales y el funcionamiento del cerebro, un tema que me apasiona, libros que ya he recomendado en otras ocasiones: El hombre que confundió a su mujer con un sombrero y Un Antropólogo En Marte.
Estos días me estoy leyendo su biografía, titulada On the Move: A Life, en la que además habla del origen de sus libros, y que está resultando ser tan apasionante como sus libros sobre neurología
Y si el inglés no es lo tuyo, mientras traducen su biografía, algo que imagino que no tardará, puedes echarle un ojo a El tío tungsteno, un libro en el que habla de su infancia y adolescencia, reseñado aquí por un químico.
De My Own Life, el artículo en el que hacía público que tenía un cáncer terminal:
No intentaré hacer ver que no tengo miedo. Pero mi sentimiento predominante es de gratitud. He amado y he sido amado; he recibido mucho y he devuelto algo; he leído y viajado y pensado y escrito. Me he relacionado con el mundo, de esa forma especial que lo hacen los escritores y lectores.
Sobre todo, he sido un ser sentiente, un animal pensante, en este bonito planeta, y ya solo eso ha sido un enorme privilegio y aventura.
Descanse en paz, doctor.
(El tío tungsteno es una recomendación de @aberron; yo aún no lo he leído).