San Juan Coruña 2011 - Cuenta conmigo CC por Dani Vázquez
Hoy lo oiremos y lo leeremos repetido montones de veces, tanto a amigos, familiares, y conocidos como en los medios de comunicación, como por ejemplo aquí, y pasa año tras año… Pero por mucho que se diga, la noche de San Juan no es la más corta del año.
Y en cualquier caso tendríamos que especificar que hablamos de la noche más corta en el hemisferio norte. En el hemisferio sur sería la más larga. Pero tampoco.
La noche más corta del año se corresponde con la de aquel día en la que el Sol pasa más tiempo sobre el horizonte, lo que sucede en junio en el hemisferio norte y en diciembre en el hemisferio sur. Es el día del solsticio de verano, que por convención marca el principio de esta estación y que si en el hemisferio norte ocurre en junio en el hemisferio sur lo hace en diciembre.
El inicio del verano, en el hemisferio norte, puede darse, a lo sumo, en tres fechas distintas del calendario vigente, del 20 al 22 de junio. A lo largo del siglo XXI el verano –insisto, en el hemisferio norte– se iniciará en los días 20 o 21 de junio según fecha oficial española, siendo el inicio más tempranero del siglo el del año 2096, pues ocurrirá a las 8:34 del 20 de junio, y el inicio más tardío el de 2003, pues el verano entró a las 21:12 del 21 de aquel año.
Las variaciones de un año a otro son debidas al modo en que encaja la secuencia de años según el calendario gregoriano con la duración de cada órbita de la Tierra alrededor del Sol, el año trópico.
El calendario juliano, al que sustituyó al gregoriano, consideraba que el año trópico estaba constituido por 365,25 días, cuando su duración real es de 365,242189, lo que suponía un desfase de un poco más 11 de minutos al año, de tal forma que para 1582, cuando se instituyó el calendario gregoriano, el desfase era ya tal que el solsticio de verano de aquel año cayó en el 12 de junio.
El calendario gregoriano, además de recuperar los 10 días perdidos, ajusta la duración del año a 365,2425 días y también cambió la norma de los años bisiestos, que en lugar de cada cuatro años como en el juliano hace que se exceptúen los años múltiplos de 100, a excepción de los años múltiplos de 400, que sí son bisiestos.
Así que por eso baila un poco la fecha en la que cae el principio del verano y la noche más corta del año… Pero desde que está en uso el calendario gregoriano nunca será la noche de San Juan, por mucho que nos empeñemos en decirlo.
Lo que sí es cierto es que al principio de nuestra era, antes de que se aplicara la corrección del calendario gregoriano, el solsticio de verano sí podía caer en el 23, 24, o incluso el 25 de junio, de ahí el origen de la confusión.
Por cierto que es lógico pensar que el día más largo del año es también el día en que el Sol sale más pronto y se pone más tarde, pero en realidad no es así.
Nuestros relojes están ajustados a un día solar medio, pero al ser la órbita de la Tierra elíptica su velocidad de desplazamiento por ella va cambiando a lo largo del año, lo que combinado con la inclinación de su eje de rotación hace que haya un cierto desfase entre las horas que marca el reloj y la posición del Sol, desfase que se puede calcular con la ecuación de tiempo.