Por @Wicho — 14 de enero de 2015

A la caza del amoníaco

A las 21:05 hora central europea Barry Wilmore, el comandante de la Estación, y Terry Virts volvían a entrar en el segmento estadounidense de la EEI protegidos por máscaras para analizar el aire en distintos compartimentos de la Estación y confirmar que en efecto no se había producido una fuga de amoníaco en su interior.

Todos los análisis dieron resultado negativo, con lo que el resto de los tripulantes recibieron autorización para volver a sus puestos y fue declarado el fin de la contingencia a bordo de la Estación que había provocado la evacuación del segmento estadounidense unas horas antes.

Esto confirmaba las sospechas del control de la misión de que se había tratado de lecturas falsas en diversos sensores, probablemente causadas por una de las tarjetas de la electrónica de a bordo a través de la que se procesan las lecturas de todos los sensores que saltaron esta mañana.

Una fuga de amoníaco es algo muy grave, ya que es tóxico; se califica como la tercer peor cosa que puede pasar a bordo de la Estación tras un incendio y una despresurización.

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