Por @Wicho — 20 de mayo de 2019

Imagen por ordenador que recrea el Gran K
Imagen por ordenador que recrea el Gran K – Greg L

No recuerdo exactamente la definición de kilogramo que estudié en el colegio. Pero era parecida a esta, sacada de la Wikipedia: «su patrón se define como la masa que tiene el patrón internacional, compuesto de una aleación de platino e iridio, que se guarda en la Oficina Internacional de Pesas y Medidas en Sèvres, cerca de París (Francia)».

Pero ese patrón y otras copias que hay repartidas por el mundo han ido cambiando de masa muy ligeramente debido a las manipulaciones a las que ha sido sometido en los 130 años que lleva en servicio. La variación es superior a 50 microgramos, lo que en nuestra vida diaria es irrelevante. Pero para «acer la cencia» con la precisión que se necesita esto es inaceptable

Así que tras años de darle vueltas para encontrar una definición que no dependiera de un objeto físico y por tanto sujeto a cambios en 2011 la Conferencia General de Pesas y Medidas decidió que el kilogramo pasaría a basarse en la definición de la constante de Planck.

Esta constante relaciona la energía de un fotón –una partícula de luz– con su frecuencia. Y dado que energía y masa están íntimamente relacionadas según la famosa ecuación E=mc2 de Einstein los científicos pensaron que la constante de Planck podía servir para definir un kilo.

Pero tuvieron que esperar a la 26ª Conferencia General de Pesos y Medidas, celebrada en noviembre de 2018, para poder anunciar que se habían conseguido hacer mediciones lo suficientemente precisas –gracias a las balanzas de Kibble– como para poder acordar esa nueva definición del kilo basada en las constante de Planck.

Imagen por ordenador que recrea el Gran K
Balanza de Kibble NIST-4

Con las mediciones facilitadas por la NIST–4, que empezó a funcionar en 2015, y otras similares que permitieron medir la constante de Planck con la suficiente precisión –13 partes por billón en 2017 en el caso de la NIST–4– los científicos acordaron definir la contante como 6.62607015×10−34 kg⋅m2⋅s−1.

Suena raro pero así el kilogramo queda definido en función del metro y del segundo, que a su vez están definidos en función de constantes físicas. Y por tanto el kilo pasa a quedar definido también por completo en función de constantes físicas que nunca cambiarán.

Y ese cambio entra en vigor hoy, 20 de mayo de 2019.

Adiós, «platino lidiado», hola nuevas barbaridades que saldrán en los exámenes a partir de ahora. Porque por ejemplo ahora podemos decir que un kilogramo es la masa de 1,4755214×1040 fotones emitidos los átomos de cesio utilizados en los relojes atómicos.

(El dato de los porrocientos fotones vía National Geographic).

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