Por @Wicho — 22 de julio de 2016

Hace mucho que los científicos tienen claro que la corteza cerebral se divide en distintas zonas, muchas de ellas con una función más o menos definida, aunque gracias a la plasticidad neuronal estas funciones pueden ser adoptadas por otras zonas si la original resulta dañada.

Pero no están del todo de acuerdo en cuales son esas zonas, dónde están los límites entre una y otra y, a veces, tan siquiera qué función o funciones cumple cada una de ellas, ya que depende un poco de cómo lo mires.

Zonas corticales según varias definiciones
Distintos mapas del cerebro según lo mires – Nature

Así que quizás el nuevo mapa de las zonas corticales representado por Proyecto conectoma humano en el artículo de Nature titulado A multi-modal parcellation of human cerebral cortex pueda echar una mano.

Este mapa está basado en el estudio de varias propiedades –como por ejemplo la actividad cerebral mientras el voluntario realizar una tarea determinada, las conexiones entre distintas áreas, o el nivel de aislamiento de las neuronas de casa una, por citar algunas, aunque disponen de hasta 112 tipos de datos– de los cerebros de 210 de voluntarios adultos y sanos.

Esto les ha permitido calcular una especie de media entre los cerebros de todos ellos y desarrollar un mapa que incluye 180 zonas por hemisferio, aunque según vayan incorporando datos de más resolución al proyecto esperan poder ir refinando el mapa en cuestión.

Mapa del cerebro, verano de 2016
Mapa del cerebro, verano de 2016 – Nature/The human connectome project

83 de estas zonas ya eran conocidas, pero 97 no, o al menos no constan en la literatura científica.

Esos datos a su vez les han permitido desarrollar un programa que tras analizar los datos de los cerebros de otros 210 voluntarios ha localizado las zonas en cuestión en sus cerebros con una precisión del 96,6 por ciento. Funciona incluso en el caso de aquellos voluntarios en los que alguna de estas zonas tiene formas raras, pues no hay que olvidar que no somos producidos en serie y con una plantilla.

Un pequeño pasito más para, quizás, desentrañar uno de los grandes misterios a los que nos enfrentamos, el de qué nos hacer ser quienes somos, aunque nos falta mucho por saber.

(Vía Nature).

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