Por @Wicho — 14 de junio de 2017

Los premiados

Bueno, en realidad no se han llevado el premio las ondas gravitacionales, cuya existencia previó Albert Einstein en su teoría de la relatividad, sino que se lo han concedido a los físicos estadounidenses Rainer Weiss y Kip S. Thorne y a Barry C. Barish y la , quienes son los artífices de que hayamos podido confirmar su existencia. Pero es que si no salía un titular descomunal.

Según el acta del jurado el premio se les concede

…por la detección directa de las ondas gravitacionales, ondulaciones del espacio-tiempo anticipadas por Albert Einstein en su teoría de la relatividad general hace ahora un siglo. Este logro responde a uno de los desafíos más importantes de la física en toda su historia. El premio reconoce el talento individual y la obra colectiva de más de mil investigadores de un centenar de instituciones de dieciocho países. El proyecto LIGO supone un reto tecnológico de primera magnitud. La extraordinaria precisión alcanzada por sus instrumentos ha permitido observar colisiones de agujeros negros muy masivos que ocurrieron hace más de mil millones de años. La detección de ondas gravitacionales abre una nueva ventana para el estudio del universo, que permitirá descubrir nuevos fenómenos y alcanzar regiones del espacio-tiempo no accesibles con las técnicas actuales.

Muy de acuerdo con lo de que la detección de las ondas gravitacionales nos abre una nueva ventana al universo, y aprovecho para recomendar de nuevo el libro El ojo desnudo de aberron, un libro que cuenta cómo aprendimos cómo vemos, un viaje que, por ahora, termina precisamente con las ondas gravitacionales. Mi reseña del libro está aquí.

Y mucho más de acuerdo con que no sólo hayan premiado a Rainer Weiss y Kip S. Thorne, que fueron quienes propusieron la construcción de LIGO sino también a Barry C. Barish, quien impulsó la fundación en 1997 de la Colaboración Científica LIGO, y a la Colaboración Científica LIGO propiamente dicha, pues en ella trabajan más de 1.000 científicos de 18 países.

Huele a Nobel de física, por aquí, por cierto; a ver si en caso de que se lo lleven esta vez no se queda fuera nadie.

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