Son dieciséis bolas de jugar a los bolos: cuelgan como péndulos de una estructura de madera de unos seis metros; en la parte de abajo parece haber unas pequeñas piezas metálicas que emiten los sonidos. Las longitudes de los péndulos están calculadas con gran precisión para que la primera bola oscile 50 veces en 2 minutos y 40 segundos, la segunda 51, la tercera 52, etc. hasta la última que lo hace 65 veces.
El montaje es relajante y un poco hipnótico. El resultado no es cien por cien perfecto porque al encontrarse en el exterior las temperaturas modifican ligeramente el tamaño y flexibilidad de la madera con el agua y el frío, pero sin duda es suficientemente espectacular.
(Vía Colossal.)