Esta semana se presentó en Santiago de Compostela el proyecto de construcción del superordenador «Finis Terrae», una máquina que cuando esté terminada al «módico» precio de 60 millones de euros contará con 18 terabytes de memoria y unos 2.500 procesadores.
Según cuenta La Voz de Galicia en Galicia albergará en Santiago uno de los ordenadores más potentes del mundo, durante el acto de presentación Salustiano Mato, director de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+I) de la Xunta de Galicia, dijo que
este proyecto permitirá «abandonar el minifundismo científico en el que está inmersa» Galicia y favorecerá «crear nuevos nichos y empleo de calidad para los científicos»Idea en la que abundó el secretario de Estado de Universidades e Investigación del Ministerio de Educación y Ciencia, Salvador Ordóñez, al decir que
el nuevo supercomputador tendrá «complementariedad» con el de Barcelona y contribuirá a «incentivar a nuestros jóvenes» estudiantes a interesarse por las carreras científicas y las matemáticas, y a «atraer a los cerebros del mundo»Desde luego me parece una intención encomiable, pero creo que antes de gastarse unos 120 millones de euros entre este nuevo ordenador y el «Mare Nostrum» de Barcelona, ¿no sería mejor pensar antes en cómo evitar la fugar de cerebros que es realmente un problema serio en la investigación científica en nuestro país?
Porque por mucho superordenador que tengamos, si no hay nadie a quién se le ocurra en qué trabajar con él, de poco servirá. Y que se lo digan sino a los mileuristas y a los becarios que cobran sueldos ínfimos en condiciones de trabajo deplorables.
Porque digo yo, ¿con qué piensan pagar a estos jóvenes para que no emigren? ¿Con bonos para usar los superordenadores?
Y puestos a gastarse los cuartos en ordenadores, ¿por qué no ser un poco menos ambiciosos y montar máquinas del estilo del System X de Virginia Tech, una máquina que por algo menos de 6 millones de dólares se convirtió en su momento en el séptimo superordenador más potente del mundo?
Aún poniendo un System X en cada comunidad autónoma nos hubiera sobrado algo de cambio del precio de los dos ordenadores en cuestión para gastar en otra cosita, ya que 17 comunidades × 5 millones de euros = 85 millones de euros… Y seguro que las máquinas iban a estar más utilizadas.