En los últimos días hemos sabido que la Generalitat de Catalunya ha impuesto tres multas a Dolça Revolució, la asociación que promueve las ideas de Josep Pàmies acerca de las bondades del MMS y otros productos de más que dudosa efectividad –cuando no ilegales– para el tratamiento de todo tipo de enfermedades, e incluso para una supuesta cura del autismo.
Las dos primeras suman 120.001 euros. Una, de 30.000 euros, se la impusieron ya en septiembre por la venta y promoción de plantas medicinales para curar enfermedades como el cáncer. La asociación reconoció los hechos y la multa quedó reducida a 18.000 euros por pronto pago. La otra, de 90.001 euros, aún en tramitación, es más reciente y les ha sido impuesta por la promoción del uso como medicamento del MMS o Miracle Mineral Solution, Solución Mineral Milagrosa, que no es otra cosa que Clorito de Sodio, un derivado de la lejía prohibido desde 2010 por la Agencia Española del Medicamento para su consumo humano. Pàmies afirma que recurrirán esta multa porque según él «Se nos corta la libertad de expresión. Estos productos, aunque sean ilegales, tenemos que hablar de ellos porque son beneficiosos».
La tercera, de 600.000 euros, viene por la celebración de la jornada «El autismo es recuperable», una jornada en la que Pàmies finalmente no participó después de que el Departament de Salut les advirtiera de que se exponían a una sanción por la promoción de productos prohibidos. Pero Salut ha multado igual a Dolça Revolució como organizadora del evento, que además fue retransmitido por la asociación mediante sus redes sociales.
Desde que empezaron a hacerse públicas estas multas Dolça Revolució ha ido eliminando de su web distintos testimonios y recomendaciones del uso del MMS y otros productos como el kalanchoe para el tratamiento de distintas enfermedades, testimonios y recomendaciones sin ninguna base científica. También han eliminado tuits. Claro que asociaciones como la APETP, la Asociación para proteger al enfermo de terapias pseudocientíficas tienen documentados estos contenidos de tal forma que se podrían usar en un procedimiento legal.
Y no hay que olvidar que a mediados de octubre de 2018 –y ya iba siendo año de que el Ministerio de Sanidad actuara– la ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo, presentó una denuncia ante la Fiscalía contra el clorito de sodio o MMS.
Así que se avecinan tiempos entretenidos para Pàmies y la gente de su entorno. Aunque él, para empezar, está recogiendo velas e intentando echar balones fuera, pues poco después de que se supiera lo de la denuncia declaraba «Yo no digo que el MMS cure el autismo. Eso lo dice Gregorio Placeres. Pero conozco casos de niños que se han recuperado y cuyos padres nos pidieron que hiciéramos la charla» (se refiere a la que le ha costado la multa de 600.00 euros).
No hay que olvidar, tampoco, que por mucho que se escondan detrás de una retórica grandilocuente de la defensa de la libertad de expresión y del derecho de los pacientes a estar informados y decidir sus tratamientos a todos estos individuos en realidad les mueve el dinero.