Una de las patas de Philae sobre 67P
Según cuenta el Deutsches Zentrum für Luft- und Raumfahrt e.V., el Centro Aeroespacial Alemán, vía Twitter el aterrizador Philae no ha dado señales de vida desde que el domingo 10 de enero de 2016 se le enviara un comando para poner en marcha su rueda de reacción.
La intención de esta maniobra era sacudir el cuerpo de Philae con la esperanza de que los paneles solares recibieran más luz y así, quizás, poder recargar las baterías y comunicarse con el control de la misión, pero esto no ha sucedido, así que cada vez quedan menos esperanzas de recuperar en contacto con el aterrizador.
La DLR está estudiando imágenes tomadas por Osiris, la cámara de alta resolución de Rosetta, de la zona en la que está Philae a ver si detectan una nube de polvo que indique que el aterrizador se ha movido, pero de nuevo las esperanzas casi nulas.
Después de su aterrizaje en el núcleo del cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko el 12 de noviembre de 2014, Philae estuvo en funcionamiento durante aproximadamente dos días y medio, pero al haber quedado en un lugar con menos iluminación de la necesaria no pudo recargar sus baterías, con lo que se puso en reposo.
Volvió a dar señales de vida el 13 de junio de 2015, al estar 67P más cerca del Sol, lo que permitía a sus paneles solares producir más electricidad, pero desde el 9 de julio no hemos vuelto a saber nada de él.
Los responsables de la misión creen que ya al despertar al menos uno de sus dos receptores y uno de sus dos transmisores estaban estropeados; después de varios meses más de inactividad, y cada vez más lejos del Sol, es difícil saber qué funciona ya a bordo, suponiendo que aún funcione algo.
Pero, en cualquier caso, cabe recordar que la misión primaria de Philae era aterrizar en el núcleo de 67P y llevar a cabo una serie de actividades usando sus baterías; seguir funcionando gracias a los paneles solares era ya un extra.
Y el que haya cumplido con su misión primaria aterrizando en el núcleo de 67P, de apenas 3×5 kilómetros, a 500 millones de kilómetros de la Tierra, tras más de diez años de viaje y 6500 millones de kilómetros recorridos, es un enorme éxito.
Rosetta está en condiciones de seguir intentando recibir señales de Philae hasta el próximo día 21, pero todo parece indicar que toca despedirse definitivamente del pequeño aterrizador que sí pudo.
Duerme bien, Philae; en unos meses tendrás compañía.
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