La forma de los huevos de lechuza, talégalo maleo y arao – una gran variedad
En un artículo de Nature escrito por Sarah Crespi y con unas estupendas visualizaciones de Jia You se explican algunas cuestiones realmente curiosas sobre la forma de los huevos, en especial por qué tienen el aspecto que tienen – que más allá del de los conocidos huevos de gallina en realidad varía desde una esfera perfecta a una forma tirando a cónica, según especies.
Tal y como cuentan en Cracking the Mystery of Egg Shape los expertos midieron y clasificaron 49.175 huevos de 1400 especies, recogidos por los amantes de las aves durante los últimos 100 años. Esto permitió plasmar en un gráfico los grados de asimetría y elepticidad (lo opuesto a la «redondez»).
Los casos extremos son los de las lechuzas, cuyos huevos son prácticamente esféricos, y los del arao (uria), un pájaro marino típico de Groenlandia y Canadá, con huevos extremadamente elípticos y asimétricos.
Pero lo más interesante es quizá el por qué unas formas son mejores que otras: los más esféricos optimizan el espacio en el nido (cuántos caben) y las diferentes formas también influyen sobre cómo comparten el calor durante la incubación. La relación entre el volumen y superficie de cada forma geométrica también influye en los minerales del huevo (los esféricos tienen la mayor relación volumen/superficie). Incluso hay un factor evolutivo muy curioso: los huevos redondos pueden rodar y caerse fácilmente del nido o las rocas, mientras que los alargados simplemente ruedan en círculos y se detienen.
Correlacionando todos estos datos se encontraron correlaciones con variables como el peso de los pájaros, su dieta, la ubicación de los nidos, el entorno y la «competitividad» de la especie. El resultado fue –con alguna excepción– que los pájaros más grandes ponen huevos más alargados, y que la elipticidad depende de los hábitos de vuelo principalmente, pues cuanto mejor vuelan, más asimétricos tienden a ser.