Al explorar, la seguridad no es lo más importante. Al explorar lo más importante es ir.
- Wayne Hale,
responsable de los transbordadores espaciales
de la NASA de 2005 a 2010.
Hoy, 12 de noviembre de 2015, se cumple un año de uno de los momentos más importantes de la exploración espacial de los últimos años, al menos bajo mi punto de vista: el aterrizaje de la sonda Philae sobre el núcleo del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko.
Para mí, es el equivalente en esta generación a la llegada a la Luna del Apolo 11; es la primera vez en la historia que conseguimos tal cosa.
El aterrizaje no fue exactamente como lo previsto, ya que fallaron los tres mecanismos que tenían que haber asegurado a Philae en la superficie de 67P: los arpones que tenían que haberse disparado en cuanto tocara el suelo, y el motor que llevaba en su parte superior, que tenía que haberlo empujado contra la superficie mientras los taladros situados en cada una de sus tres patas actuaban.
Esto hizo que Philae saliera rebotado, aunque con la enorme suerte de que no con la suficiente fuerza como para perderse en el espacio, con lo que tras dar otros dos botes acabó posado –pero sin quedar anclado– en la zona de 67P bautizada como Abydos.
Allí recibía menos luz del Sol de la necesaria para mantener sus baterías cargadas a pesar de que su cuerpo está cubierto de paneles solares, con lo que tras unas 67 horas de actividad entró en reposo, pero no sin antes haber cumplido sus objetivos iniciales.
Junto con Rosetta, nos han acercado un poco más al origen de nuestro sistema solar:
Tras 211 días en silencio, Philae se despertó el 13 de junio de 2015 gracias a que al estar más cerca del Sol sus paneles solares recibían más energía, y desde el control de la misión fueron capaces de mantener contactos esporádicos hasta el 9 de julio, aunque no se ha vuelto a saber nada de él desde entonces; durante este tiempo se pudieron descargar datos que Philae tenía en su memoria, pero no fue posible darle órdenes para que llevara a cabo nuevos experimentos.
Informe de estado:
Rosetta: en el espacio
Philae: ¡Hola!
Control de la misión: !!!!!!!!!!!!!!!
Científicos: !!!!!!!!!!!!!!!
¿Hemos aterrizado en un cometa?: Sí
Sol: caliente
Cometa: grande
Philae, ¿dónde estás?: en casa
Rosetta, mientras tanto, sigue orbitando y estudiando 67P, algo que seguirá haciendo hasta septiembre de 2016, cuando, demasiado lejos del Sol como para que sus paneles solares puedan seguir manteniéndolo en funcionamiento, y casi ya sin combustible, recibirá la orden de intentar posarse en 67P, reuniéndose así de nuevo con su compañero de viaje.
A todos nos hubiera gustado que Philae hubiera aterrizado sin problemas y que su misión hubiera durado más de dos días y medio; a todos nos hubiera encantado que tras despertar hubiera podido seguir trabajando.
Pero Rosetta y Philae son, sin lugar a dudas, uno de los mayores éxitos de la Agencia Espacial Europea y por extensión de la humanidad en los últimos años; podemos estar orgullosos de haber sido capaces de hacer aterrizar una sonda en un cometa a más de 500 millones de kilómetros de la Tierra tras más de diez años de viaje por el espacio.
A veces, está bien ser ambicioso:
Rosetta y Philae están en Twitter como @ESA_Rosetta y @Philae2014, respectivamente.