Cuando el 28 de enero de 1986 el depósito principal del transbordador espacial Challenger reventó a los 73 segundos de haber despegado en la misión STS-51-L desintegrándolo y enviando a su tripulación a una muerte segura una de las siete personas que iba a bordo, aunque figuraba como especialista de la carga, no era realmente un astronauta.
Se trataba de Christa McAuliffe, una profesora de instituto nativa de Concord, New Hampshire, que se había presentado como voluntaria y había sido seleccionada por la NASA como el primer profesor en el espacio, un programa diseñado para animar a los estudiantes y despertar su interés en las matemáticas, la ciencia, y la exploración espacial.
Tras el desastre del Challenger el programa de profesores en el espacio fue cancelado rápidamente entre críticas de que si el entrenamiento de los participantes -cinco meses- era muy escaso, aunque en realidad millones de años de entrenamiento no hubieran servido de nada para sobrevivir a la trampa mortal en la que se convirtió la cabina del Challenger tras desintegrarse este a causa de las enormes fuerzas a las que se vio sometido, pero mientras tanto una de las personas que se enfrentó a uno de los trabajos más difíciles que me puedo imaginar fue Barbara Morgan, la que hubiera sustituido a Christa McAuliffe en caso de que esta no hubiera podido volar por cualquier motivo, ya que en los meses posteriores a la destrucción del Challenger se dedicó a recorrer los Estados Unidos hablando con organizaciones educativas de todo el país acerca del programa y de los objetivos de la NASA, antes de volver a sus clases en el otoño de ese año.
Pero le había mordido el gusanillo del espacio irremediablemente y tras varios años más dando clase en 1998 solicitó y consiguió su ingreso en la NASA como astronauta educador, un programa instaurado por la agencia con el objetivo de formar astronautas profesionales especializados en educación claramente basado en la idea del de los profesores en el espacio.
Así, Barbara Morgan ha sido seleccionada para ser el primer astronauta educador en salir al espacio, lo que tendrá lugar en la misión STS-118, prevista para ser llevada a cabo por el Endeavour, que curiosamente es el transbordador que se construyó para suplir la falta del Challenger, en junio de este año.
Durante esta Morgan se ocupará de sus tareas propias de astronauta como especialista de la misión, pero también aprovechará para llevar a cabo las tareas de astronauta educador, incluyendo varios contactos con profesores y estudiantes en tierra, recuperando el espíritu emprendedor de Christa McAuliffe más de dos décadas después de su muerte.