A la tripulación de la Estación Espacial Internacional se le acumula el trabajo estos días, pues al vehículo de transferencia H-II de la Agencia Japonesa de Investigación Aeroespacial recién llegado allí se le unirá esta próxima madrugada la Progress M-09M lanzada ayer desde Baikonur.
Y por si esto fuera poco, está previsto que el próximo 15 de febrero sea lanzado el ATV-002 Johannes Kepler de la Agencia Espacial Europea.
Esto hará que en menos de un mes los tres tipos de naves de carga que están en servicio para llevar suministros a la ISS la visiten.
Lanzamiento de la Progress M-09M / RSC Energia
En servicio desde 1978, ha habido hasta cuatro variantes de la Progress, todas basadas en la cápsula Soyuz, e igual que esta es lanzada en cohetes Soyuz (sí, es un poco lío, los rusos llaman igual a la cápsula que al cohete).
A lo largo de todos estos años, han servido para llevar suministros a la Salyut 6, Salyut 7, y Mir, aunque desde 2001, con la retirada de la Mir, sólo dan servicio a la ISS. De hecho, fue la Progress M1-5 la que se encargó de sacar de su órbita a la Mir al final de su carrera.
Los modelos en uso en la actualidad son la Progress-M 11F615A60, en uso desde 2008, que aún siendo muy similar a la Progress original incorpora mejoras desarrolladas para las Soyuz-T y Sotuz-TM y nuevos controles de vuelo digitales, y la Progress-M1 11F615A55, usada de 2000 a 2004, aunque el próximo lanzamiento de una M1, previsto para este año, será ya de la variante 11F615A70, también con controles digitales.
La principal diferencia entre ambas es que la M1 está diseñada para llevar 1.700 kilogramos de propelentes en lugar de los 850 de la M, pero a cambio de una capacidad total de carga menor. La M1 mide 7,23 metros de longitud frente a los 7,94 de la M; el ancho máximo de ambas es de 2,2 metros.
A cambio, las Progress-M pueden montar una cápsula de retorno Raduga de 1,5 metros de longitud y 60 centímetros de diámetro que permite devolver 150 kilogramos de materiales a tierra, sacrificando en cambio 100 kilogramos de carga en el lanzamiento.
En cualquier caso, las dos variantes son muy similares entre si, y a la cápsula Soyuz en cuyo diseño están basadas.
La Progress M-52 dejando la ISS - NASA
Tienen un módulo de carga delantero presurizado, al que los astronautas pueden acceder a través de la escotilla mediante la que se acopla a la ISS, escotilla como la que usan las Soyuz, con lo que sólo puede acoplarse a alguno de los módulo soviéticos de la Estación que incorporan este tipo de escotilla, como son Zvezda, Pirs, Poisk o Rassvet.
El módulo intermedio, que en las cápsulas Soyuz se utiliza para la reentrada, es sustituido en las Progress por un compartimento para combustible, que se conecta mediante unos conductos que van por el exterior de la nave a los conectores oportunos de la escotilla a la que está atracada para repostar el sistema de propulsión de la ISS, aunque mientras las Progress están atracadas a la Estación también pueden utilizar sus motores para controlar la órbita de esta.
Estos motores, por cierto, están en el tercer módulo, el de propulsión, que también alberga los sistemas de control y navegación, que son capaces de atracar la nave automáticamente a la ISS.
El hecho de que las Progress no sean reutilizables, que no necesiten sistemas de soporte vital, y que sus módulos no se puedan separar, a diferencia de las Soyuz, ha permitido reduccciones de peso que se traducen en una mayor capacidad de carga.
Así, en la Progress M-09M, Progress 41 en la nomenclatura de la NASA, que va de camino a la Estación van unos 870 kilogramos de propelentes, 50 kilos de oxígeno, 420 de agua, y 1.440 de suministros adicionales como comida, ropa, piezas de repuesto, libros, algunos regalos de cumpleaños para Scott Kelly, etc.
También lleva a bordo un mini satélite llamado ARISSAT-1, que aunque suene un poco a broma será puesto en órbita lanzándolo a mano durante un paseo espacial el próximo 16 de febrero.
Igual que los H-II y los ATV, las Progress son cargadas con material de desecho antes de partir de la Estación Espacial Internacional para quemarse en la atmósfera durante la reentrada.