En esta conferencia de la Royal Institution el mago y psicólogo Gustav Kuhn repasa y explica cómo funciona nuestro cerebro cuando vemos juegos de magia. Esto incluye qué sucede en el aspecto visual, qué datos científicos sumamente interesantes conocemos al respecto y cómo creemos que «funciona» todo en perfecta conjunción: ilusiones visuales, datos sobre la percepción y cómo trabaja el cerebro. Y además hace algunos juegos de magia sobre la marcha.
Me ha parecido interesante que esta ciencia psicológica de la magia –que se concentra prácticamente solo en lo visual– trate sobre muchos efectos que hemos comentado por aquí alguna vez: desde el pato-conejo a las mesas de Roger Shepard o numerosos ejemplos de desvío de la atención (misdirection) que son una de las bases de casi todo efecto mágico.
Más interesante es también cómo se han analizado científicamente en las últimas décadas efectos como los del punto ciego de los ojos, los movimientos sacádicos oculares y otras cuestiones relacionadas con la atención. Entre otras cosas muestra cómo usan un equipo de eye-tracking (seguimiento de los ojos) en el Magic Research Lab, su centro de investigación.
Al menos estamos de acuerdo en que la pieza central de la cara de arriba es marrón oscuro y el de la cara izquierda es naranja brillante. ¿O no…? Lo mejor sería comprobarlo / Mighty Optical Illusions
Conocer estos efectos tiene su utilidad más allá del mundo de la magia. Se han usado experimentalmente en entornos de mundos virtuales para recrear un efecto de profundidad infinita al caminar; en la atención de los conductores y en los sistemas HUD (pantallas superpuestas, heads-up displays). Se sabe por ejemplo que hablar por teléfono mientras se conduce equivale a conducir borracho – y por eso está prohibido. También deja caer que algunas inteligencias artificiales podrían aprender de nuestras «debilidades técnicas» (cómo funcionan el ojo y el cerebro) para engañarnos y aprovecharse de nosotros. Como vulgares trileros pero de silicio y software.
Respecto al ojo, Kuhn recuerde que no vemos nada (literalmente) durante los movimientos sacádicos del globo ocular, que duran unos 100 ms y se producen unas tres veces por segundo. Si se suman todos esos instantes totalizan de 4 horas al día en que estamos ciegos. [En otros estudios hemos visto el dato de 90 minutos/día, que en cualquier caso parece una enormidad.] Si a eso le sumamos los 13 grados de visión «anulada y recreada» del punto ciego de cada ojo y los «engaños» de percepción de colores y formas… Pues resulta que vemos poco, vemos mal y vemos sólo una parte del tiempo a lo largo del día. ¡Y sin embargo todo funciona!
El más poderoso de todos estos efectos para Kuhn es que vivimos en el pasado, concretamente 100 milisegundos, que es lo que tarda el cerebro en recibir y procesar la señales que recibe de los ojos (y otros sentidos). [Otros autores hablan de entre 80 y 500 ms en el pasado.] Pese a ello, no somos conscientes de ese retraso y «funcionamos» perfectamente, incluso tenemos la capacidad de atrapar un objeto al vuelo porque el cerebro es capaz de predecir su trayectoria. Esa es otra característica de nuestro sistema de percepción que puede llevar a poderosos engaños, como el que muestra a partir de 33:00, que deja petrificada a mucha gente. Unos 2/3 de las personas lo perciben. (No está muy claro por otro lado por qué a unas personas les sucede y a otras no.)
Kuhn tiene un libro titulado Experiencing the Impossible donde habla en profundidad de todos estos temas. Tiene una pinta estupenda, así que habrá pasa automáticamente a la lista de deseos.
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