Esta semana el observatorio espacial Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha publicado su tercer conjunto de datos. Incluye información nueva y mejorada de casi dos mil millones de estrellas de nuestra galaxia que mejora la de los conjuntos de datos publicados en 2016 y 2018.
Incorpora nueva información, incluidas las composiciones químicas, temperaturas, colores, masas, edades y velocidad a la que se acercan o alejan las estrellas de nosotros, conocida como velocidad radial. También incluye el catálogo más grande publicado nunca de estrellas binarias con más de 800.000 sistemas binarios; 156.000 objetos del Sistema Solar, como asteroides y las lunas de los planetas; millones de galaxias y cuásares situados fuera de la Vía Láctea; e información acerca de lo que hay entre las estrellas en el vacío que no es tan vacío.
Cuatro representaciones de la Vía Láctea según distintos datos recogidos por Gaia – ESA/GAIA/DPAC
Gaia tiene el problema de que no es una misión que produzca imágenes espectaculares de esas que llaman la atención. Pero sus datos nos permiten entender la evolución de las estrellas, nuestro Sol incluido, y de la galaxia en la que vivimos.
Así que para la comunidad científica esos datos son todo un tesoro. De hecho en los algo más de nueve años transcurridos desde su lanzamiento en 2013 se han publicado más trabajos científicos con los datos de Gaia que los que se han publicado en los 32 años transcurridos desde el lanzamiento del telescopio espacial Hubble.
Para llevar su misión a cabo Gaia dispone de dos telescopios extremadamente precisos y sensibles, con una resolución equivalente a la de poder ver una moneda de un euro en la superficie de la Luna desde la Tierra. También son capaces de captar la luz de estrellas 500.000 veces más tenues de lo que somos capaces de ver a simple vista.
Estos dos telescopios recogen la luz proveniente de las estrellas y la apuntan a una cámara de 1.000 millones de pixeles que la analiza y envía a Tierra, aunque los ordenadores de a bordo seleccionan previamente una serie de pixeles alrededor de cada una de las estrellas para analizar. Esta estrategia evita tener que procesar más información de la necesaria. Pero aún así Gaia produce unos 50 gigas de datos al día.
Para que nada interfiera a la hora de captar la tenue luz de las estrellas que observa, Gaia vive en el punto de Lagrange L2 del sistema Sol-Tierra. Igual que el telescopio espacial James Webb. Pero no hay peligro alguno de que choquen pues, aparte de estar en contacto los equipos de ambas misiones, L2 no es un punto concreto sino una zona del espacio en el que la gravedad del Sol y la Tierra se anulan mutuamente, de tal forma que es muy sencillo y poco costoso en combustible mantener allí una nave espacial.
Gaia está en Twitter como @ESAGaia.