Aunque pueda parecer un paisaje lunar, este campo de cráteres está en la Tierra. Y fue construido por el hombre. Ver en Google Maps.
Cerca de Flagstaff, en Arizona (EE UU), existe una versión terrestre de la superficie lunar. Se construyó unos años antes del inicio del programa Apolo que llevaría al hombre a la Luna. El fin del proyecto era disponer de un escenario fiel que sirviera para el entrenamiento de los astronautas y como campo de pruebas para equipos, herramientas y vehículos.
Con explosiones se recreó un campo de cráteres casi idéntico al que los astronautas se iban a encontrar en la zona de alunizaje.
Corría el año 1963 cuando científicos y geólogos comenzaron a trabajar en la superficie volcánica de Cinder Lakes para recrear paisajes lunares realistas que proporcionasen a los astronautas una idea anticipada de lo que se iban a encontrar al caminar sobre la luna. El programa también incluía excursiones a zonas tales como el Cráter del Meteoro de Arizona y zonas volcánicas.
Superposición de una imagen de la superficie lunar sobre el suelo volcánico de Cinder Lake tras las detonaciones que recrearon la superficie lunar.
Para obtener una réplica lo más realista posible se utilizaron imágenes enviadas por la sonda Lunar Orbiter, a modo de plantilla. Después un montón de explosivos se encargaron de modelar el terreno reproduciendo los cráteres y accidentes geográficos que había en la zona prevista para el alunizaje, el Mar de la Tranquilidad. Cada agujero tenía que estar en el mismo sitio y tener similar tamaño que el original.
Los astronautas del Apolo 15 James Irwin y David Scott conduciendo el rover lunar “versión terrestre”
(Vía Spy's Spice al artículo de Pruned y con información del U.S. Geological Survey. Más fotos en el set de Flickr Crater Field.)