Anda circulando por ahí una noticia que habla de un riñón «artificial» de rata fabricado en un laboratorio que una vez trasplantado a una rata fue capaz de filtrar su sangre y producir orina, aunque de forma menos eficaz que un riñón normal.
Pero resulta que el tal riñón no es realmente artificial.
La técnica utilizada es similar a la que ya se utilizó para lograr corazones, pulmones e hígados y consiste en eliminar todas las células de estos órganos salvo el colágeno que les da forma para luego reconstruir el órgano con células extraídas del receptor.
Corazón de rata antes, durante y después del proceso de eliminación de células / Thomas Matthiesen
Esto, aunque faltan años para que se pueda aplicar en un ser humano, aseguraría que no se produjeran rechazos a la hora de realizar un trasplante, ya que el cuerpo identificaría ese órgano como propio.
El problema es que sigue haciendo falta un donante para esa estructura de colágeno, aunque los médicos creen que esta técnica permitiría utilizar la estructura de órganos que de otra forma no serían aptos para trasplantes.
Así que lo ideal sería poder construir esos órganos artificiales a partir de cero, algo que aunque suena a ciencia ficción, en especial en los casos de órganos más complejos, no lo es del todo, pues ya en 2011 un paciente en Suecia ya recibió un trasplante de tráquea artificial creada a partir de una base sintética cubierta con sus propias células madre.
Claro que en cualquier caso, si realmente esta técnica acaba sirviendo para hacer viables órganos que de otro modo no lo serían, bienvenidos sean todos los avances que se produzcan.