Cuando Philae aterrizó en el núcleo del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko el pasado 12 de noviembre de 2014 este se hallaba a unos 510 millones de kilómetros del Sol.
Hoy, cuatro meses después, 67P está a unos 317 millones de kilómetros del Sol, con lo que desde la Agencia Espacial Europea calculan que Philae está recibiendo el doble de energía solar que entonces.
Esto podría permitirle despertarse ya del estado de hibernación en el que entró al agotarse sus baterías y no poder recargarlas al haber aterrizado en un lugar en el que está medio a oscuras.
Para que esto ocurra el interior de Philae tiene que estar por encima de los -45 grados centígrados y sus paneles solares tienen que estar generando al menos 5,5 vatios.
Cuando los sistemas de a bordo detecten que se dan estas dos circunstancias Philae saldrá de su estado de hibernación para proceder a intentar cargar sus baterías; mientras tanto, lo que ha estado haciendo es utilizar toda la energía solar que recibe, aunque no sea mucha, para intentar mantener su temperatura lo más alta posible, y de hecho desde el control de la misión le han enviado comandos por si los «escucha» para optimizar aún más esa estrategia de aumentar su temperatura.
De todas formas, para poder comunicarse con Rosetta necesita generar al menos 19 vatios, por lo que en estos momentos podría estar despierto pero no tener la suficiente energía como para llamar a casa.
En cualquier caso, desde hoy y hasta el día 20 de marzo la órbita de Rosetta es ideal para poder recibir una posible comunicación desde Philae, así que está escuchando atentamente; si en esta ocasión no se restablece el contacto, la ESA lo seguirá intentando tan pronto como las órbitas programadas de Rosetta lo permitan.
No hay que olvidar, además, que 67P está cada día más cerca del Sol, con lo que cada día recibe más energía solar.
Cuando se produzca el esperado contacto, y según la cantidad de energía disponible, Philae podrá volver a usar sus instrumentos para recabar más datos acerca del núcleo del cometa.
Philae ha sido la primera sonda de la historia en aterrizar en el núcleo de un cometa, en permitirnos tocar un cometa; Rosetta ha sido a su vez la primera en entrar en órbita alrededor de uno.
El estudio de la composición de 67P con los 11 instrumentos de Rosetta y los 10 de Philae servirá para que los científicos puedan hacerse una idea de las condiciones físicas que reinaban en cuando se formó el sistema solar e intentar averiguar algo más sobre el origen del agua de nuestro planeta.
Se puede seguir a Rosetta en @ESA_Rosetta, y a Philae en @Philae2014; la posición de ambas y de 67P se puede consultar en tiempo real en Where is Rosetta.
Gracias por la pista, Mikel.