{ADVERTENCIA: ¡Peligro de muerte mortífera mortal! Los experimentos de este vídeo no están muy detallados, pero los componentes que se manejan son muy peligrosos y nadie en sus cabales querría recibir un premio Darwin por hacer el ganso con altas tensiones sin la seguridad de un laboratorio con medios técnicos adecuados. ¿A que no? Pues no intentéis esto en casa, niños – a menos que seáis rusos locos.}
Los zumbados de Kreosan, a los que ya vimos cazar rayos con un viejo televisor en pleno campo han vuelto a las andadas con un alocado vídeo en el que nos muestran sus caretos de zumbaos aprovechando unos experimentos locos realizados con piezas de televisores viejos y materiales peregrinos, como cables mal aislados, cubos de plástico del todo a 100 rublos, cartón, aceite, manzanas y hasta un viejo y épicamente resistente Nokia.
Sinceramente: es difícil cuánto del vídeo es verdad y cuanto es mentira, porque hay algunos momentos en la situación se vuelve realmente caótica e increíble, pero con que tan solo la mitad sea real nos conformamos. Veamos:
La idea es utilizar varios multiplicadores de tensión para lograr altísimos voltajes con los que hacer experimentos raros. Un multiplicador como los que se usaban en los viejos televisores de tubo de rayos catódicos llevan por dentro condensadores, diodos y está completamente aislado. Su efecto es que pueden convertir fácilmente 220 V en 440 V, por ejemplo. También hay triplicadores, cuatriplicadores, etcétera. Si enlazas unos cuantos en cascada puedes llegar a multiplicar por 10, 12 o incluso más – aunque los valores crecen muy rápido y se producen pérdidas, calentamientos y otros efectos. Los circuitos multiplicadores de voltaje más usados actualmente son los de Cockroft y Walton (que datan de 1932).
En el vídeo pueden verse diversas fases del experimento, que va aumentando el voltaje poco a poco. Los problemas con este tipo de multiplicadores comienzan cuando se pasa de 10.000 V, pues colateralmente surgen chispas, fugas, etcétera. Esto se soluciona en parte utilizando cables sumamente bien aislados con silicona u otros materiales (en el vídeo sumergen en aceite los circuitos, que con ultra-altos voltajes comienzan a iluminarse en la oscuridad).
Hay que recordar que en caso de que una persona reciba un shock eléctrico lo que mata es la intensidad, no el voltaje (¡no hagas un Sadaghdar!) En otras palabras: incluso 100.000 V pueden ser muchos o pocos, pero todo depende de cuántos amperios circulan por los cables, de la resistencia corporal (que se calcula entre unos 500 y 3.000 ohmios), de lo cerca que esté del corazón y otros órganos vitales y de si el contacto se mantiene o se rompe de forma inmediata. Con 30 mA hay gente que la palma, pero hasta 2 A son soportables aunque peligrosos. Una batería arranca el coche con 7 V a 200 A (en un instante); por otro lado un táser puede aturdir con 2,1 mA a 400V. En los hogares suele haber 20 A para los 220 V: si te da un zurriagazo te llevarás un buen susto y dependiendo del tiempo de contacto y la resistencia corporal la cosa será más o menos chunga.
Volviendo a nuestros amigos los rusos: la segunda mitad del vídeo resulta un tanto dramatizada, incluyendo el lanzamiento de rayos de la muerte a lo Emperador Palpatine, algunos hasta de 30 cm, pero también muestra algunos experimentos divertidos (como efectos con globos y papel al estilo varita de Van der Graff). Algunos otros están un poco salidos de madre, todo sea dicho: añadiendo más multiplicadores llegan a 1.000.000 de voltios, entendemos que con un amperaje suficientemente bajo (probablemente menos de 0,1 A) como para no resultar algo horriblemente mortífero y fatal.
Lo más divertido es sin duda comprobar lo que le sucede a un mítico Nokia 3310 ultra-resistente al ser atravesado por cientos de miles de voltios. Sencillamente nada. Sigue funcionando tan Pancho, como si tal cosa. «Un Nokia muy tenaz», dicen. Incluso se observan bellos efecto en los rayos cuando saltan los rayos hacia él desde una… ¡manzana! (quizá es una metáfora de la época Apple vs. Nokia).
En fin, que habiendo visto todo esto parece claro que no merece la pena arriesgar en la repetición de los experimentos, no vaya a ser que a alguien se le vaya el cable dónde no es, taladre el condensador en el sitio inadecuado o falle al soldar algo y la líe parda.