Geostationary satellites in the Swiss Alps por Michael Kunze en Vimeo.
Si miras este vídeo con un poco de atención verás que hay una serie de estrellas que no se mueven, pero es que no son estrellas sino satélites artificiales en órbita geoestacionaria.
Los satélites en órbita geoestacionaria están sobre el ecuador terrestre a unos 35.786 kilómetros de altura, y a una velocidad igual a la de la de rotación de la Tierra, lo que hace que permanezcan siempre sobre un punto determinado de esta.
O al menos hasta que se les acaba el combustible de a bordo que hay que utilizar para ajustar periódicamente su posición, que no es constante debido a las perturbaciones orbitales, aunque antes de que se acabe el combustible de todo lo normal es moverlos a una órbita de aparcamiento distinta para dejar libre su sitio.
La órbita geoestacionaria se conoce también como órbita de Clarke por Arthur C. Clarke, el escritor, que en 1945 predijo que sería una órbita útil para satélites de comunicaciones, aunque quien calculó por primera vez esta órbita fue el ingeniero austro-húngaro Herman Potočnik.
Aparte de satélites de comunicaciones, esta órbita es también muy popular para satélites de observación meteorológica, como los populares, aunque sólo sea porque salen en el Telediario, Meteosat.
Cuando hay que dar servicio a zonas en latitudes muy altas, como por ejemplo sucede con Rusia, se usa la órbita de Mólniya, aunque esta necesita de tres satélites para dar cobertura permanente a una zona determinada.
(Vía APOD).