Synesthesia por *PeaceMakerGirl
Este artículo se publicó originalmente en Cooking Ideas, un blog de Vodafone donde colaboramos semanalmente con el objetivo de crear historias que «alimenten la mente de ideas».
Hace algún tiempo tuve la oportunidad de acudir a una charla de Susumu Tonegawa, quien en su momento recibió el premio Nobel de medicina «por su descubrimiento del principio genético para la generación de la diversidad en los anticuerpos», un importante avance en el conocimiento de cómo funciona nuestro sistema inmunológico.
Pero él mismo comentaba, modestamente, sospecho, que ya no sabía nada de inmunología, pues se está haciendo mayor, y antes de morir había querido dedicarse a investigar algo apasionante, y que por ello decidió cambiar de campo y dedicarse a estudiar el cerebro.
Según dice a la humanidad sólo le quedan dos misterios por resolver: uno es el mecanismo del universo; el otro es entender la mente humana; para él son los únicos problemas cósmicos que siguen ahí.
Y lo cierto es que aún a pesar de todo el esfuerzo que se ha dedicado a estudiar el funcionamiento de nuestra mente apenas hemos empezado –si acaso– a rascar la superficie.
El problema, además, es que casi no tenemos ni idea de cómo funciona nuestro cerebro, y en muchas ocasiones este nos sorprende funcionando de formas absolutamente curiosas.
Una de ellas es la de aquellos que experimentan, pues creo que no sería correcto decir que la sufren, sinestesia.
La sinestesia es un fenómeno que hace que las personas que la tienen perciban extraños cruces entre sus sentidos, de tal forma que los sonidos pueden evocar sabores, o las palabras o números escritos tener colores, aunque estos son sólo algunos ejemplos.
Fue Georg Tobias Ludwig Sachs, un estudiante de medicina, quien en 1812 puso por escrito esto: «Las letras A y E son de color rojo vivo; el número ocho es marrón y el jueves es verde tirando a amarillento más que a azulado».
En su momento nadie le tomó demasiado en serio, pero con el tiempo el estudio de la sinestesia se ha ido sistematizando.
Así, hoy en día se estima que puede haber al menos unas 60 variantes de la sinestesia, que entre un 2% y un 4% de la población mundial la tiene, con unas proporción de seis mujeres por cada hombre, y es hereditaria en un 40% de los casos.
Pero como con muchas otras cosas del funcionamiento de nuestro cerebro, seguimos sin tener ni idea del mecanismo subyacente que provoca la sinestesia, aunque se sospecha que tiene que ver con que las neuronas de la gente que la tiene están excesivamente conectadas con sus vecinas, quizás porque el proceso que de pequeños esculpe nuestros cerebros funcionó de forma diferente en los suyos.
En cualquier caso, y aunque es algo merecedor de estudio como todo lo relacionado con nuestro cerebro, por lo general no es algo que suponga un problema para quien la tiene.
De hecho yo casi lo calificaría como un superpoder, aunque también es cierto que hace unos cientos de años igual estas personas habrían acabado en la hoguera.
- ¿Sinestesia? ¡Hay una aplicación para eso!, aunque obviamente sea simulada.
- Esta música no me sabe bien, crossover entre oído y gusto.
- Nacido en un día azul y Embracing the wide sky, dos libros autobiográficos de Daniel Tamnet, una persona con síndrome de Asperger y sinestesia.
- Pi es un paisaje, al menos para Daniel.