Se me había pasado este demoledor comunicado de la Sociedad Española de Oftalmología, que ya tiene unos meses, sobre los productos que vende Reticare basándose en el miedo a los daños que según ellos causa la «luz tóxica emitida por ciertos smartphones» y similares. Pero no tiene desperdicio, así que aquí va:
Tras el análisis concienzudo de la literatura científica existente el tema, la evidencia científica actual no demuestra que la luz azul dañe el ojo y el beneficio de los filtros azules en la prevención de daños oculares por dicha radiación luminosa. No hay ningún estudio realizado en humanos, necesarios antes de poder emitir una recomendación definitiva acerca del daño de la luz azul emitida por las pantallas de visualización. Estos estudios deben realizarse en humanos y bajo unas condiciones de uso reales y no in vitro o en animales de experimentación sometiéndolos a luces azules de gran intensidad. Por ello, si bien parece razonable la necesidad de realizar dichas investigaciones para establecer las medidas de salud poblacionales, actualmente no se puede recomendar el uso de pantallas de protección de luz azul como el Reticare para evitar un daño no demostrado en condiciones reales y en humanos por estos dispositivos.
Las negritas son mías.
Cuando descubrí los productos de Reticare allá por 2013 y escribí sobre el sinsentido que son me llamaron a los pocos días y quedaron en enviarme la información de la que disponen acerca del efecto pernicioso de la luz tóxica. Afirmaciones y estudios que según me dijeron entonces no son cuestionadas en la comunidad científica… Y -¡oh, sorpresa!– aún estoy esperando.
(Hipertextual vía Pepe Cervera).