Ceres a 48 000 kilómetros de distancia / Foto: NASA
Tras un viaje de uno 4 900 millones de kilómetros de siete años y medio de duración la sonda Dawn de la NASA era capturada por la gravedad del planeta enano Ceres el pasado viernes 6 de marzo de 2015 a eso de las 13:36 UTC, tal y como se puede leer en NASA Spacecraft Becomes First to Orbit a Dwarf Planet.
Lanzada el 27 de septiembre de 2007, Dawn estuvo en órbita alrededor del asteroide Vesta, el segundo objeto con más masa del cinturón de asteroides y el tercero en tamaño, entre 2011 y 2012, antes de partir hacia su destino definitivo, que acaba de alcanzar, y donde está previsto que permanezca en servicio al menos hasta julio de 2016.
Dawn está ahora mismo a la sombra de Ceres, y no será hasta mediados de abril cuando vuelva a ver la parte iluminada por el Sol, del que irá obteniendo imágenes cada vez mejores según vaya acercando su órbita a la superficie de este.
Representación artística de la sonda Dawn / Foto: NASA
Pero será un proceso lento, ya que Dawn usa motores de iones, extremadamente eficientes en lo que se refiere al aprovechamiento del combustible, pero con muy poco empuje: Dawn tardaría cuatro días en acelerar de cero a cien con ellos.
A cambio, un motor de iones puede estar en funcionamiento mucho tiempo seguido, lo que, si tienes ese tiempo y la paciencia suficiente, permite a las sondas que los usan alcanzar velocidades bastante respetables; en el caso de Dawn, además, le ha permitido convertirse en la primera sonda en orbitar dos astros distintos en los 57 años que levamos de investigación espacial.
Ceres, descubierto en 1801, fue considerado en principio un planeta, luego un asteroide, y ahora está clasificado como un planeta enano. Es el más grande de todos los cuerpos que forman el cinturón de asteroides y acumula un tercio de la masa total de este.
El objetivo de la misión es estudiar dos cuerpos distintos como son Vesta, rocoso y seco, y Ceres, más antiguo y con mucho hielo, con la idea de obtener información acerca de los primeros tiempos de la formación del sistema solar.
Para ello lleva una cámara –en realidad dos idénticas por redundancia– que será usada para obtener imágenes en el visible y para la navegación; un espectrómetro que trabaja en las bandas de la luz visible y del infrarrojo para investigar la composición superficial de Vesta y Ceres; y un detector de rayos gamma y neutrones para medir la abundancia de oxígeno, magnesio, aluminio, silicio, calcio, titanio, hierro, potasio, torio, uranio y agua hasta un metro de profundidad.
El estudio de las señales de radio usadas para comunicarse con la sonda y los datos de navegación de esta permitirán también estudiar de forma indirecta el campo de gravedad de Vesta y Ceres y por tanto, grosso modo, propiedades acerca de la estructura de estos.
{Foto: Ceres – NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA}