Las tripulaciones del Discovery y de la Estación Espacial Internacional dedicaron el tercer día de la misión básicamente a mover las aproximadamente quince toneladas de suministros que llevaba la lanzadera para la ISS.
También aprovecharon el día para volver a comprobar el estado de la cubierta térmica del transbordador con especial atención tras haberse producido inesperadamente desprendimientos de la espuma aislante del depósito principal durante el lanzamiento del pasado martes, ya que este tipo de desprendimientos fueron los que provocaron la destrucción del Columbia en 2003 y lo que obligó a la NASA a tomar la decisión de cancelar los vuelos de los transbordadores hasta que consigan solucionar el problema.
En estos momentos parece claro que la parte inferior de la nave puede haber sufrido algún impacto, por lo que se continúa trabajando en el análisis de las imágenes obtenidas durante el lanzamiento y de las enviadas desde órbita.
Mañana está previsto un paseo espacial para probar técnicas de reparación del escudo térmico del transbordador durante el que se reservará tiempo para revisar las áreas que más preocupan a los técnicos de la NASA, que se centran alrededor de las compuertas del tren de aterrizaje delantero y en una loseta más hacia la parte trasera que parece tener un pequeño golpe; también es más que probable que echen un ojo al ala derecha, pues hay indicios de que también podría haber sido alcanzada.
Mike Griffin, el director de la NASA, realizó unas declaraciones al respecto durante el día de hoy en las que dijo que hay que asumir que nunca conseguirán evitar completamente que se produzcan desprendimientos, pero que tienen que asegurarse de que no suponen un problema para la integridad de la nave y de sus tripulantes y que hasta que puedan hacer eso tienen que retirar los transbordadores; por su parte, Eileen Collins, la comandante de la misión, ha dicho que aunque estos desprendimientos han supuesto una desagradable sorpresa tras la cantidad de tiempo, esfuerzo y dinero gastados en intentar evitarlos, está convencida de que no tendrán ningún problema a la hora de tomar tierra el próximo 7 de agosto, y que entiende y comparte totalmente la decisión de Mike Griffin de detener los vuelos de los transbordadores hasta haber controlado el problema.