Lo que sucede cuando se vierte lava sobre el hielo es que la alta temperatura de ésta hace que el hielo se sublime — es decir, que el hielo sólido se convierte instantáneamente en vapor, sin pasar por el estado líquido; ese vapor se expande y trata de escapar de debajo de la lava, formando esas burbujas que hacen que parezca que la lava está en ebullición.
El vapor además protege el resto del hielo del calor de la lava en lo que se conoce como efecto Leidenfrost.
Cuando la lava comienza a enfriarse —cuando pasa del color rojo al negro— comienza a solidificarse. Se vuelve demasiado duro como para que el vapor pueda romper las pompas y escapar, por lo que se queda atrapado dentro de las burbujas solidificadas. El resultado es algo parecido a vidrio soplado de forma natural.