Por @Wicho — 14 de noviembre de 2017

Impresión artística de HitomiUn cúmulo de circunstancias desafortunadas y de malas decisiones destrozaron en órbita el telescopio espacial Hitomi apenas 38 días después de haber sido lanzado, cuando aún estaba en la fase de calibración de sus sistemas e instrumentos.

Eso dio al traste con algo más de 210 millones de euros, varios años de esfuerzos de más de 70 instituciones de Japón, los Estados Unidos, Canadá y Europa y la posibilidad de estudiar desde la estructura a gran escala del universo y su evolución al comportamiento de la materia en presencia de campos gravitacionales muy fuertes, las condiciones de los sitios donde se producen rayos cósmicos, y la materia oscura en grupos de galaxias.

Pero en los apenas tres días que tuvo para observar la Nebulosa del Cangrejo durante su fase de pruebas produjo datos de la suficiente calidad como para que se haya podido publicar un trabajo científico, titulado Solar abundance ratios of the iron-peak elements in the Perseus cluster.

El estudio aporta datos acerca de cómo y por qué se distribuyen ciertos elementos en la Nebulosa del Cangrejo y ha encontrado muchas similitudes con cómo se distribuyen en nuestra galaxia, lo que puede ser una primera pista que indique que el proceso de formación de estrellas y en especial de aquellas que se convierten en supernovas de tipo IA es similar en distintos lugares del universo.

Pero más allá de eso sirve para dar fuerza a la construcción del X-ray Astronomy Recovery Mission, una especie de Hitomi II que está en el tablero de diseño, así que dentro del desastre que fue la pérdida del Hitomi parece que aún se puede salvar algo.

Aparte de lo que haya aprendido la JAXA acerca de cómo no gestionar una misión espacial.

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