Por @Wicho — 20 de Febrero de 2024

Hace unos días, en concreto el pasado 14 de febrero, el telescopio espacial Euclid de la Agencia Espacial Europea empezaba su misión y se ponía a recoger datos. A lo largo de los próximos seis años, Euclid observará miles de millones de galaxia, creando el mapa tridimensional del Universo más extenso hasta la fecha.

Ese mapa nos permitirá entender mejor cómo se ha expandido el universo y cómo ha evolucionado su estructura a gran escala durante su historia. Y partir de esto podremos aprender más acerca del papel de la gravedad y la naturaleza de la energía y la materia oscuras, lo que es el objetivo último de la misión.

La puesta en marcha de Euclid ha sido un poco más complicada de lo previsto a causa de tres problemas técnicos. Al principio el sensor de guiado fino (FGS por sus siglas en inglés), que sirve para orientar el observatorio y mantenerlo estable, era incapaz de localizar algunas de las estrellas más tenues con las que tiene que trabajar. Y eso era un problema crítico porque en vez de puntos de luz el telescopio veía líneas onduladas. Afortunadamente una actualización de software solucionó el problema.


Esto es lo que veía Euclid durante los peores momentos con el FGS – ESA

Por otro lado, una vez comenzadas las primeras observaciones de prueba, el equipo de la misión descubrió que se colaba luz indeseada en el instrumento VIS y que los rayos X emitidos por las erupciones solares afectan más a los sensores del observatorio de lo que estaba previsto.

Estos dos últimos problemas han sido solucionados reprogramando la secuencia de exploración del universo que seguirá Euclid. El truco está en que haya más solapamiento entre observaciones adyacentes. Eso hace que el proceso sea algo menos eficaz pero permite alcanzar todas las zonas necesarias del cielo con una pérdida mínima.

El vídeo de arriba muestra la ubicación en el cielo de los campos de observación que cubrirán los sondeos amplio (azul) y profundo (amarillo) de Euclid durante los próximos seis años. La Vía Láctea, nuestra galaxia, ocupa el centro de la imagen. Y es una zona que Euclid evitará cuidadosamente porque está llena de estrellas que no son de interés para su misión. Otras zonas que evitará son aquellas en las que la luz zodiacal, causada por partículas polvo difuso en nuestro Sistema Solar, dominan su campo de vista.

Ilustración con las dimensiones de Euclid y una persona al lado para compararPara ello monta dos instrumentos: una cámara de longitud de onda visible (VIS, por sus siglas en inglés), ya mencionada arriba, y un espectrómetro y fotómetro de infrarrojo cercano (NISP, también por sus siglas en inglés). La NASA contribuye a la misión con los detectores del infrarrojo cercano de NISP. VIS medirá la forma de las galaxias que observe Euclid. NISP el brillo y la intensidad de su luz; al medir su corrimiento al rojo determinará la distancia a la que están. Les da de comer un telescopio de 1,2 metros de diámetro. VIS funciona a -120 °C y NISP a -180 °C.

Euclid está en el punto de Lagrange L2 del sistema Sol-Tierra, así que es vecino del telescopio espacial James Webb, del observatorio Gaia, y el observatorio ruso-alemán de rayos X Spektr-RG.

Euclid también está en Twitter como @ESA_Euclid.

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