Dado que el lugar en el que ha quedado Philae sobre la superficie del núcleo del cometa 67P recibe mucha menos luz del Sol de la que sería necesaria para recargar las baterías los responsables de la misión han decidido intentar ir a por todas porque la batería se agotará en las próximas horas y es casi seguro que nunca más volvamos a saber de Philae.
Así que han activado los instrumentos de a bordo que faltaban, incluidos los que pueden provocar algún movimiento de Philae, y ya están recibiendo datos de todos.
Los diez instrumentos de Philae explicados en otros tantos tuits
Cabe la posibilidad de que según 67P se acerque al Sol los paneles solares de Philae empiecen a recibir más luz, con lo que igual podría «resucitar» pero por ahora podemos estar más que satisfechos con lo logrado.
¿Que querríamos que hubiera estado en activo más tiempo?
Por supuesto, pero hay que recordar que había un montón de cosas que podían ir mal, y otro montón de cosas que estaban más allá de nuestro control, entre otras cosas porque al lanzar Rosetta y Philae rumbo a 67P no teníamos ni idea de como era su superficie ni de la forma que tenía; no era más que un punto de luz en el espacio que decidimos perseguir en una de las misiones espaciales más ambiciosas de todos los tiempos.
Y aún así Philae ha conseguido aterrizar y funcionar durante el tiempo que su batería se lo ha permitido.
Hemos conseguido que una parte de nosotros, aunque sea en forma de una máquina haya llegado a un lugar en el que nunca habíamos estado; hemos logrado que, una vez más, nuestra curiosidad nos lleve un paso más allá.
Y eso es una pasada.
Ah, y no hay que olvidar que Rosetta sigue funcionando perfectamente y que aún nos quedan probablemente un par de años de descubrimientos gracias a ella.