No, ni me he olvidado de aquello de la concordancia de géneros ni es que en Microsiervos nos hayamos pasado al género de fantasía, pero en efecto desde el pasado viernes la cápsula Dragon C2 está atracada en el módulo Harmony de la Estación Espacial Internacional.
La Dragon capturada - ESA/NASA. Más fotos en SpaceX Dragon.
Tras varios días de pruebas en órbita que salvo algún pequeño problemilla de ajuste de los sensores de guiado de la Dragon transcurrieron sin ningún problema esta fue capturada por Don Pettit a las 13:56 con el brazo robot de la Estación, acoplada al puerto de atraque de Harmony a las 15:02 UTC por André Kuipers, y enganchada en este por Joe Acaba a las 16:02.
La Dragon acoplada a Harmony - NASA/ESA. Más fotos en SpaceX Dragon.
Por supuesto no es la primera vez que llega una cápsula de carga a la ISS ni tampoco que se utiliza el brazo robot de esta para capturar una y atracarla, como de hecho se hace con los H-II de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial.
Pero lo que es muy relevante es que la Dragon ha sido diseñada por una empresa privada, SpaceX, no por una agencia espacial al uso como la NASA, la ESA, o similares. De hecho, lo único en lo que se ha metido la NASA en cuanto al diseño es en que la Dragon tenía que utilizar mecanismo de atraque común, que es el que se usa en el segmento estadounidense de la Estación.
Don Pettit y Oleg Kononenko a punto de entrar en la Dragon por primera vez. Dicen que huele a coche nuevo - NASA
Claro que aparte de eso, como bien recuerda Daniel Marín en Cinco razones por las que el acoplamiento de la Dragon no es un hecho histórico, la NASA también ha invertido dinero en el desarrollo de la cápsula y de su lanzador, el Falcon 9, y ha firmado un contrato con SpaceX para que esta realice 12 lanzamientos de cápsulas Dragon con carga rumbo a la ISS por un total de 1.600 millones de dólares, unos 133 millones por lanzamiento.
Interior de la Dragon - ESA/NASA
Esto es una fracción del coste del lanzamiento de un ATV de la Agencia Espacial Europea, por ejemplo, y aunque es cierto que una Progress es más barata también lo es que su capacidad de carga es aproximadamente la mitad.
Al mismo tiempo deja claro que hay un fuerte apoyo del gobierno de los Estados Unidos a la empresa, aunque no es la única que está trabajando en desarrollar naves de este tipo.
Pero la Dragon tiene una gran diferencia con las demás, y es que tal y como nos contaba Garrett Reismann el año pasado mientras nos enseñaba la primera Dragon en salir al espacio, las Dragon están diseñadas desde el principio para poder ser naves tripuladas.
Y de hecho hace poco la NASA daba el visto bueno al diseño interior de la Dragon Rider, la versión tripulada de esta, que podría estar haciendo sus primeras pruebas de vuelo en un par de años.
La Dragon rider con siete «tripulantes». Más fotos en SpaceX Dragon.
No hay que olvidar, de todos modos, que a la Dragon C2 aún le queda completar su misión volviendo a casa el próximo día 31 a diferencia de los ATV, los H-II y las Progress, que se destruyen en la atmósfera al final de sus misiones mediante una reentrada controlada.
Para ello será separada de la ISS con el brazo robot de esta e iniciará las maniobras de reentrada, que deberían llevarla a un amerizaje a unos 450 kilómetros al oeste de la costa de California.
En esto la Dragon marca otra diferencia importante, pues es capaz de traer unos 3.000 kilogramos de vuelta, mucho más que los poco más de 100 que las Soyuz pueden traer a mayores del peso de los propios astronautas que van a bordo.
Si la reentrada se realiza con éxito la Dragon obtendrá la cerficación para obtener sus vuelos regulares de carga a la ISS, el primero de los cuales podría tener lugar ya en septiembre. Por el contrario, si hay algún fallo, aún se podría hacer otro vuelo de prueba más este verano.
En cualquier caso, yo creo que la llegada de la Dragon a la ISS el pasado viernes sí ha sido un momento sino histórico sí muy importante, aunque queden muchas cosas por demostrar, entre otras cosas porque supondrá un acicate para las otras empresas que están trabajando en proyectos similares.
Esto no puede sino abaratar el acceso al espacio, algo que ya tarda tiempo en suceder.
Puede que las cifras no sean del todo exactas, pero conviene no olvidar que SpaceX lleva invertidos en el Falcon 9 y en la Dragon unos 1.200 millones de dólares, poco más de lo que pagó Facebook por Instagram.