Al igual que las ballenas, los delfines o los pájaros, las vacas también tienen emiten sonidos únicos y personalizados, sus mugidos, lo que permite distinguir a unos individuos de otros en una vacada. Alexandra Green, que es una científica de la Universidad de Sydney, ha publicado un trabajo al respecto indicando cómo los sonidos de estas simpáticas criaturas bovinas van más allá de la relación madres-hijas y se extiende como una «voz personal» en otras facetas de su vida. El trabajo completo está aquí:
El trabajo de la científica ha consistido en pasar cientos de horas con micrófonos y auriculares grabando los mugidos de vacas australianas (hasta 333 «vocalizaciones de alta frecuencia» de 13 vacas) clasificándolos después. Así ha podido individualizarlos con un análisis acústico y asociarlos con situaciones como cuando una vaca «está aislada en el campo», «piensa que va a comer» o «está pasando calor».
Según sus investigaciones, «las vacas son animales muy sociales y con una gran vida emocional y social»; apunta a que quizá los granjeros pudieran utilizar el análisis de estos sonidos para estudiar la situación particular de cada rumiante. Pero también dice, un tanto desanimada, que «está claro que tratar a las vacas como individuos no parece una prioridad para la industria cárnica».