Por @Alvy — 29 de septiembre de 2022

En este vídeo del Videomuseo de la Ciencia (VMoS) japonés se puede experimentar, sin salir de casa, cómo es moverse a velocidades entre cero y la velocidad de la luz y lo que se vería a nuestro alrededor, comparando las velocidades seleccionadas con las de seres vivos y diversos objetos, tanto fabricados por el hombre como naturales. Es básicamente un circuito que con el tiempo se repite, pero que se va acelerando más y más, lo cual permite hacerse una idea, aunque tal y como avisan «el vídeo no es científicamente preciso, más bien un entretenimiento».

El escenario básico es un circuito por la ciudad de Kyoto de Japón, que comienza con una caminata tranquila o en bici pero que se acelera cuando se recorre a velocidad de koala (no sabía yo que corrían tanto, 20 km/h), hipopótamo (40 km/h), lobos o leones. Incuso aparece por ahí Usain Bolt, como representante de la raza humana corriendo sus 100 metros a 45,3 km/h.

Los «objetos fabricados» comienzan con un Lamborghini a 349 km/h y un Boeing 787 a 900 km/h, tras lo cual se supera la velocidad del sonido (mach 1, equivalente a 1.225 km/h) y de ahí a los 3.500 km/h de los aviones Blackbird o los casi 10.000 km/h del cohete Saturno V. La lista de naves espaciales que aceleran a velocidades de impresión va desde la lanzadera espacial en su reentrada a 27.000 km/h al Voyager 1, que sigue alejándose de la Tierra a 62.000 km/h. La palma se la lleva la Parker Solar Probe que alcanzó los 343.000 km/h.

Algo menos marcan las velocidades de los planetas en sus órbitas alrededor del sol y de algunos cometas; el propio Sol se desplaza a 828.000 km/h alrededor del centro de la Vía Láctea y de ahí hay un gigantesco salto de más de ×1000 a la velocidad de la luz, que son 1.080.000.000 de km/h o, como nos gusta abreviar, ~300.000 km/s.

Al acercarse a esa velocidad límite –nada puede moverse más rápido– entra en acción el efecto doppler pero aplicado a la propia luz, de modo todo se convertiría en una especie de túnel de luz azul por delante y roja por detrás (lontigudes que se acortan o se alargan, respectivamente). Pero es difícil de ver, porque todo es borroso y como si viniera de un túnel justo delante debido al efecto de aberración, como sucedería al ir en coche a gran velocidad en un día de lluvia, que parecería surgir de delante en vez de arriba. Todo esto Einstein mediante, porque la contracción de Lorentz haría que todo pareciera surgir de un punto al tiempo que se vuelve ultravioleta y suceden cosas extrañas con el tiempo para quien está circulando respecto a quienes están fuera observando atónitos tan peculiar viaje a alta velocidad. La frenada ni me la imagino.

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