Mapa de visibilidad del eclipse desde España – IGN
Este sábado, 29 de marzo de 2025, se producirá un eclipse parcial de Sol que podrá ser visto, si la meteorología lo tiene a bien, desde partes del noreste de Estados Unidos, este de Canadá, Groenlandia, Europa, noroeste de África y noroeste de Rusia.
En España, que es lo que nos pilla más a mano, alcanzará, según datos del Instituto Geográfico Nacional, una magnitud máxima superior a 0,4 en el extremo noroeste de la península, superior a 0,3 en las islas Canarias y el oeste peninsular y superior a 0,2 en el este de la península y Baleares.
Pero aún desde Galicia que es el lugar de Europa en el que habrá mayor ocultación del Sol, con entre un 30 y un 40 %, no será perceptible a simple vista. Así que lo mejor que puedes hacer, estés en Galicia o no, es ver si en tu zona hay algún tipo de acto público en el que se vaya a hacer una observación del eclipse.
Aunque si decides ir por libre ya sabes que nunca hay que mirar al Sol directamente sin la protección adecuada, y menos aún con ningún tipo de instrumento óptico. Así que hazte con unas lentes homologadas. Que además te servirán para los eclipses dos eclipses solares totales del 12 de agosto de 2026 y del 2 de agosto de 2027, además del anular el 26 de enero de 2028. Las gafas tardan entere 24 y 48 horas en llegar, así que date prisa.
Como dice mi amigo Dosi, el de este sábado nos servirá de práctica. Siempre nubes mediante, claro.
Aunque nadie recuerda nada de sus aproximadamente dos o tres primeros años de vida (y si lo hace probablemente son recuerdos falsos), no es porque el cerebro del bebé no forme recuerdos. Según investigaciones recientes, aunque los recuerdos se codifican en el hipocampo, no llegan a consolidarse ni a ser accesibles más adelante. Pero no se sabe exactamente por qué.
Los investigadores creen que el misterio está en la conexión entre el hipocampo y la corteza cerebral: los bebés tal vez no pueden almacenar recuerdos a largo plazo o lo hacen pero son inaccesibles, como si estuvieran guardados en un cajón del que no tenemos la llave. [Fuente: ¿Por qué no recordamos la infancia? de @aberron en ElDiario.es.]
Mi teoría favorita al respecto es que los bebés no pueden generar recuerdos hasta que han desarrollado el lenguaje, algo que más o menos ocurre entre los 2 y 3 años. Sencillamente, no pueden identificar las cosas por sus nombres, de modo que cuando luego aprenden a hablar no pueden asociar lo vivido con nada que les resulte expresable, ni tampoco usar la memoria como método autobiográfico.
The Mind Guardian(El guardián de la mente) es una aplicación gamificada para tabletas Android pensada para la autoevaluación de la memoria. Está dirigida a personas mayores de 55 años, y sus creadores dicen que permite detectar signos de deterioro cognitivo con un 97% de precisión.
Este proyecto presentado por Samsung ha sido desarrollado por AtlanTTic de la Universidade de Vigo y el Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur. Combina juegos interactivos y algoritmos de aprendizaje automático (IA) para evaluar los distintos tipos de memoria.
Es gratuito y tras descargarlo se puede hacer una prueba completa desde casa en menos de 45 minutos. La Universidade de Vigo ha validado su eficacia en centros de día y asociaciones de Alzheimer con 152 personas (y otras 150 del resto de Europa), desde el punto de vista de su uso como herramienta de cribado.
Una prueba en The Mind Guardian consiste en completar una serie de minijuegos diseñados para evaluar la memoria episódica, semántica y procedimental. En uno de ellos, por ejemplo, se presentan imágenes de objetos en una ciudad virtual, y más tarde el usuario debe recordarlas y seleccionarlas en un recorrido interactivo. Otro test mide la memoria procedimental a través de un ejercicio de coordinación con movimientos en pantalla. Una vez finalizado el test, la IA analiza los resultados y proporciona un informe preliminar que indica si se recomienda acudir a un especialista para una evaluación más profunda.
Con 800.000 personas afectadas por Alzheimer en España, The Mind Guardianpodría mejorar la calidad de vida y facilitar un acceso temprano a terapias preventivas. Está disponible en español para tabletas Android desde la Play Store y la Galaxy Store, dentro del programa «Tecnología con Propósito» de Samsung.
La Agencia Espacial Europea acaba de publicar el primer conjunto de datos del telescopio espacial Euclid. No son suficientes todavía como para permitirnos avanzar en las cuestiones que Euclid tiene como objetivo principal de su misión. Pero han servido para la publicación de 34 trabajos científicos en distintos campos y para comprobar el funcionamiento tanto del telescopio en sí como de sus instrumentos y del sistema de inteligencia artificial que permite seleccionar las imágenes que va obteniendo.
Euclid nos va a permitir expandir nuestro conocimiento acerca de cómo se ha expandido el universo y cómo ha evolucionado su estructura a gran escala durante su historia, siempre con la idea de que partir de esto podremos aprender más acerca de la naturaleza de la energía y la materia oscuras, lo que es el objetivo último de la misión.
Pero por ahora, como decía arriba estamos pudiendo comprobar la resolución y estabilidad de las observaciones y la sensibilidad de sus detectores, que nos van a proporcionar el mapa más detallado del cielo que nunca hayamos tenido. Aunque para eso antes ha habido que librarse de una finísima capa de hielo –más fina que una cadena de ADN– que impedía que el telescopio rindiera al 100 %.
Aunque antes de eso hubo que solucionar un problema con el sensor de guiado, que no era capaz de seguir las estrellas en las que tenía que fijarse para mantener estable el telescopio, con el resultado de que sólo veía líneas onduladas. Afortunadamente una actualización de software solucionó el problema.
Esto es lo que veía Euclid durante los peores momentos con el FGS – ESA
Por otro lado, una vez comenzadas las primeras observaciones de prueba, el equipo de la misión descubrió que se colaba luz indeseada en el instrumento VIS y que los rayos X emitidos por las erupciones solares afectan más a los sensores del observatorio de lo que estaba previsto.
Estos dos últimos problemas han sido solucionados volviendo a programar la secuencia de exploración del universo que seguirá Euclid. El truco está en que haya más solapamiento entre observaciones adyacentes. Eso hace que el proceso sea algo menos eficaz pero permite alcanzar todas las zonas necesarias del cielo con una pérdida mínima.
Los Campos profundos de Euclid Norte, Fornax y Sur – Agencia Espacial Europea
Este primer conjunto de datos se corresponde con observaciones de las tres zonas en amarillo que se ven en la imagen que precede a este párrafo durante una semana. Cubren un área equivalente a 300 veces la de la Luna llena y en esos datos hay imágenes de unos 26 millones de galaxias. Las más lejanas se encuentran a 10.500 millones de años luz de distancia. También hay unos cuantos cuásares aún más lejanos.
Con lo que vamos viendo por ahora se pueden ir intuyendo los filamentos que forman la red cósmica en la que se distribuyen las galaxias y también las zonas vacías de esta red. El mapa en tres dimensiones que creará Euclid servirá para ver cómo influyen la energía y materia oscuras en esto, lo que debería ayudarnos a entenderlas mejor.
112 lentes gravitacionales de las encontradas en estas primeras observaciones – Agencia Espacial Europea
Una sorpresa ha sido la cantidad de lentes gravitacionales que aparecen en las imágenes, muy superior a la esperada. El equipo de la misión cree que nos permitirá aumentar en al menos un orden de magnitud el número de ellas que tengamos fichadas cuando Euclid termine los seis años de observaciones de su misión.
Todo esto ha sido posible gracias al sistema de inteligencia artificial «Zoobot» que ha sido entrenado para clasificar las imágenes automáticamente gracias a la participación de casi 10.000 personas voluntarias que le han ido contando qué se ve en unas 380.000 galaxias. Con esto la selección de según qué tipos de galaxias es un proceso automático que facilitará sacarle jugo a los datos de Euclid. Y menos mal, porque produce del orden de 100 GB de datos cada día.