Por @Wicho — 26 de septiembre de 2019

El virus del Ébola por Luke Jerram
El virus del Ébola por Luke Jerram

Hace poco tuve la oportunidad e visitar Micropia, el único museo del mundo –al menos según ellos– dedicado a los microbios. Una de sus secciones está dedicada a algunas de las enfermedades que provocan. Y uno de los microorganismos incluidos en esta sección es el virus del Ébola, que causa una terrible fiebre hemorrágica.

El texto que acompaña a la escultura en cristal de Luke Jerram que lo representa dice (las negritas son mías):

El ébola es una enfermedad viral aterradora para la que aún no existe una cura. En alrededor del 90% de los casos el Ébola tiene un resultado fatal. A pesar de que la enfermedad es muy contagiosa las víctimas mueren tan rápidamente que por lo general hay muy poco tiempo para infectar a muchos otros. Por eso la propagación del virus es limitada.

Micropia fue inaugurado el 30 de septiembre de 2014, así que ese texto habrá sido preparado poco antes. Pero para cuando yo visité el museo –menos de cinco años después de su inauguración– ese texto se había quedado obsoleto. Porque los nuevos tratamientos con anticuerpos monoclonales obtienen hasta un 90% de curaciones si se aplican lo suficientemente pronto.

Otra «cosilla» más que agradecerle a la ciencia. Igual que la vacuna contra el Ébola. Y es que hace tiempo que no lo decimos pero las vacunas funcionan y salvan vidas.

Otro día discutimos por qué hubieron de pasar más de 40 años desde que se aisló por primera vez el virus del Ébola para que le hayamos encontrado una cura. ¿El miedo a que, gracias a la popularización del viaje en avión, se pudiera extender fácilmente por el primer mundo, por mucho que una pandemia de este virus sea muy poco probable precisamente a causa de su agresividad?

Hay un magnífico hilo en Twitter (y eso que no me gustan los hilos) de Alberto García Salido acerca del germen de la idea de los tratamientos de los que hablamos más arriba: un accidente del investigador británico Geoffrey Platt que el 5 de noviembre de 1976 se pinchaba con una aguja infectada con el virus del Ébola.

Otro día os hablo más en detalle de él pero una visita a Micropia merece mucho la penal, por cierto.

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