Por @Wicho — 23 de abril de 2005

Tras el accidente del Columbia hace ahora algo más de dos años la comisión que se encargó de investigar sus causas redactó una lista de quince recomendaciones que la NASA debía cumplir antes de que la flota de lanzaderas pudiera volver al vuelo.

A estas alturas, a un mes del lanzamiento de la Discovery, sólo seis de esas recomendaciones han sido completadas, dos más lo han sido parcialmente, y la NASA aún trabaja en las siete restantes: Majority of CAIB recommendations still unmet.

En estas condiciones no está nada claro qué podría pasar si la comisión independiente Stafford-Covey, encargada de supervisar el cumplimiento de estas recomendaciones, se opusiera al lanzamiento, asi que por si acaso, Mike Griffin, el nuevo administrador de la NASA ya ha dicho que en caso de discrepancia el seguiría el criterio de los técnicos de la agencia: NASA to have final say on shuttle.

Además, algunos empleados de la NASA han filtrado documentación a diversos medios en la que según ellos se puede ver cómo se están rebajando los criterios de seguridad para poder realizar el lanzamiento el mes que viene: Report Says Shuttle Standards Ease, NASA Disputes.

La NASA, por supuesto, lo niega, pero a mi esta forma de actuar me parece sospechosamene parecida a la que descubrió la comisión que investigó el accidente del Challenger y de la que habla Richard. P. Feynman en su libro What Do You Care What Other People Think?

Feynman fue descubriendo, para su horror, que cuando se comenzó con el diseño de las lanzaderas, la NASA pretendía utilizar criterios de seguridad tan estrictos como los que se aplican en el campo de la aviación, pero que como muy pronto se dieron cuenta que el proyecto era tan complejo y que aparecían tantos problemas de desarrollo que nunca conseguirían volar si no utilizaban reglas menos estrictas hicieron justamente eso, permitiendo volar a las lanzaderas en condiciones en las que ningún avión comercial podría hacerlo.

Así, siempre podían decir que las lanzaderas cumplían las normas de seguridad establecidas, pero lo que callaban era que esas normas habían sido rebajadas para que las lanzaderas pudieran cumplirlas.

Esperemos que esta vez no les pase lo mismo y vuelvan a ser víctimas de sus propios autoengaños.

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