Epsilon Indi Ab visto por el instrumento MIRI – ESA/Webb, NASA, CSA, STScI, E. Matthews (Max Planck Institute for Astronomy)
Hace unos días la ESA y la NASA presentaban la primera imagen de un planeta extrasolar conseguida por el Telescopio espacial James Webb. En concreto se trata de una imagen de Epsilon Indi Ab, un planeta que orbita una estrella situada a unos 12 años luz de nosotros.
Como es fácil suponer no es nada sencillo ver un planeta a varios años luz de distancia, ya no sólo por la resolución que es necesario que tengan las ópticas del telescopio con el que intentemos verlo. Es que además el brillo de la estrella alrededor de la que orbita va a cegar al telescopio. Pero para eso se utiliza un coronógrafo, que es un dispositivo que bloquea la luz de la estrella. Salvando todas las distancias es como cuando pones una mano para intentar ver algo que está cerca de una luz muy brillante. En la imagen de arriba está marcado por la estrella y el círculo de rayas.
Había indicios desde 2018 de la existencia de Epsilon Indi Ab, obtenidos mediante el método de la velocidad radial, que básicamente mide las variaciones en la velocidad de desplazamiento de la estrella causadas por la masa del planeta. Pero hasta que el Webb lo ha visto no teníamos ninguna otra confirmación de su existencia.
Lo que pasa es que ha resultado ser bastante distinto de lo que se esperaba: Epsilon Indi Ab es el doble de masivo, está un poco más lejos de su estrella y tiene una órbita diferente de lo que indicaban los datos obtenidos con las observaciones de 2018. Así que hay que investigar esas discrepancias, algo para lo que el equipo que ha obtenido las imágenes espera poder volver a utilizar el Webb.
Por lo que sabemos de él ahora Epsilon Indi Ab es un gigante gaseoso con una masa varias veces la de Júpiter y una temperatura de unos 2 ºC, lo que es toda una novedad, ya que hasta ahora todos los planetas extrasolares de los que habíamos obtenido imágenes directas –unos 25– eran mucho más calientes. Y es que es necesario que brillen con luz propia para que el telescopio los pueda ver. Y ninguno hasta ahora tenía la sensibilidad del Webb en el infrarrojo medio.
De hecho su temperatura nos permite suponer que es un planeta relativamente maduro con una edad de entre 3.500 y 5.700 millones de años, lo que lo convierte en el planeta extrasolar más viejo que hayamos visto. Los demás tienen todos menos 500 millones de años; y de hecho 19 de los 25 tienen menos de 100 millones de años.
Obtener imágenes directas de exoplanetas es algo especialmente valioso de cara a saber de qué están compuestas sus atmósferas al poder estudiarlas en distintas longitudes de onda. Eso nos permitirá hacernos una idea de cuántos planetas hay por la galaxia con atmósferas compatibles con la vida tal y como la conocemos.
Y de hecho esa es una de las funciones para las que ha sido diseñado el Webb, algo que acaba de demostrar que es capaz de hacer, aunque apenas haya empezado con ello. Pero ojo, esto no quiere decir que el Webb vaya a ser capaz de detectar vida. Entre otras cosas porque aún no tenemos clara una definición de lo que es la vida.