Por Nacho Palou — 3 de noviembre de 2017

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Según un estudio llevado a cabo por la universidad VUB en Bruselas para Transport & Environment, el impacto medioambiental de los coches eléctricos (a lo largo de toda la vida del vehículo) sigue siendo un 25 por ciento menor que el de los vehículos de combustión incluso cuando los vehículos eléctricos se recargan en redes eléctricas sucias.

Que una red eléctrica sea más o menos limpia o sucia depende del mix energético; de qué porcentaje de la electricidad se produce desde fuentes de energía libres de emisiones, de fuentes de energía renovables, o de la quema de combustibles fósiles.

Por ejemplo, Polonia tiene la reputación de ser el país más contaminante de Europa, junto con Alemania y Estonia. Su mix energético está ocupado en un 80 por ciento por el carbón y sólo un 11,5 por ciento procede de fuentes energéticas limpias. Y aun así en Polonia el impacto medioambiental de un vehículo eléctrico es un 25 por ciento menor que el que tiene un vehículo con motor de combustión.

Comparativamente en el mix energético de España (datos de REE, 2015) el carbón supone el 11,8 por ciento y en torno al 40 por ciento procede de fuentes energéticas renovables, para un total del 69 por ciento producida sin emisiones directas. De modo que en España el impacto medioambiental de un coche eléctrico es un 60 por ciento menor que el impacto medioambiental total de un coche con motor de combustión.

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Electricity map mix emisiones co2 tiempo real

Los porcentajes del mix energético referidos a un año concreto son el dato promedio, ya que el mix energético es algo que (en el caso de España, por ejemplo) cambia constantemente dependiendo de los recursos disponibles en cada momento: si hay sol, si no hay viento, si llueve,... El mix energético de diferentes países se puede ver en tiempo real en Electricity Map.

Contaminación local y contaminación global

Este y otros estudios similares echan por tierra la creencia de que si un coche eléctrico se carga con electricidad sucia no sirve de nada. Incluso un país tan contaminante como Polonia encontrará beneficios impulsando el coche eléctrico. Porque, simplificando, el problema de las emisiones contaminantes provoca dos subproblemas principales que, aunque intrínsecamente relacionados, tienen consecuencias directas diferentes.

Por un lado está el más que conocido problema del calentamiento global debido a las emisiones de gases de efecto invernadero, con el CO2 a la cabeza de los causantes. Es un problema global que se resuelve de manera global: requiere reducir las emisiones de forma coordinada y conjunta entre todos o una gran parte de los países o de otro modo no se puede ganar; que un país reduzca las emisiones individualmente no supondrá un cambio si a la vez cualquier otro país las incrementa.

Pero también está el problema menos mencionado de la concentración de emisiones contaminantes y de partículas nocivas en las ciudades. Un problema local que se resuelve de manera local. Se le atribuyen unas 15.000 muertes cada año sólo en España — hasta 7 millones en todo el mundo, según la OMS. Impulsar el coche eléctrico reduciría casi de inmediato los niveles de contaminación local en cualquier ciudad (incluso una polaca), independientemente de cuál fuera el mix energético del país.

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Impulsar el coche eléctrico no significa imponer el coche eléctrico con prohibiciones, tasas y restricciones al resto de vehículos. No es necesario interferir —de forma cínica cuando además no se promueven lo suficiente las energías limpias y renovables— porque todo apunta a que el cambio orgánico hacia el coche eléctrico es ya casi inevitable: se calcula que a partir de 2030 los vehículos eléctricos serán más baratos que los vehículos con motor de combustión, y que para 2050 el 90 por ciento de los vehículos vendidos serán eléctricos.

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