Por Nacho Palou — 2 de noviembre de 2015

Volvo Kangaroo Detection

El detector de peatones y ciclistas de Volvo reconoce en el entorno la presencia de peatones cerca de la calzada y de ciclistas que circulan por ella.

“El sistema utiliza un radar frontal situado en la rejilla del vehículo y una cámara de alta resolución colocada en la parte posterior del retrovisor central, en el parabrisas. El radar detecta los obstáculos y objetos situados delante del coche y mide a qué distancia se encuentran en cada momento. La cámara capta la escena y mediante el análisis de la imagen determina qué son cada uno de esos objetos detectados por el radar.”

Cuando detecta su presencia el vehículo se pone en alerta ante una posible invasión de la calzada por parte de un peatón o en caso de que el ciclista gire, se detenga o cambie de dirección. También si el conductor se acerca en exceso. En cualquier de esos casos el coche alertará al conductor e incluso frenará por sí mismo si es necesario, para evitar un atropello o accidente.

El problema de peatones y ciclistas es «universal» pero es más propio de las ciudades y de las zonas zonas urbanas.

En Australia —en carretera abierta— tienen un problema similar a este pero con los canguros: hasta 20 000 canguros son atropellados en Australia cada año, con consecuencias graves e incluso fatales para numerosos conductores y pasajeros.

Volvo Kangaroo Detection

El asunto es tan relevante allí que Volvo ya trabaja en la detección de canguros en la vía; esto es, en los coches que se comercialicen allí el detector de peatones y de ciclistas analizará también la escena en busca de canguros: «los canguros son animales muy impredecibles y difíciles de evitar, pero estamos seguros de que podemos ajustar nuestra tecnología para detectar y evitar colisiones en la carretera.»

En otras regiones se dan problemas parecidos pero con otro tipo de invasores de la vía: en Suecia son los alces. De hecho, hay una prueba de seguridad para vehículos que se conoce precisamente como «la prueba de alce».

La prueba del alce se hizo famosa con el Mercedes Clase A. Consiste precisamente, en comprobar cuál es el comportamiento de un vehículo al efectuar una maniobra brusca para evitar chocar contra un alce que invade la calzada. Aunque en realidad, a efectos de la prueba, es irrelevante si se trata de un alce sueco o de un jabalí nacional, claro.

Fotografía: Volvo Car Group.

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Ya puestos, así de bien aterriza un Volvo XC90 que adapta algunos principios de seguridad propios de aeronaves para absorber en la medida de lo posible un impacto de este tipo,

Y así es como el mismo vehículo supera la prueba más cabrona que hace actualmente el IIHS de EE UU a los vehículos nuevos: The 2016 Volvo XC90 Monstered America's Newest Crash Test.

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