Por @Alvy — 22 de noviembre de 2013

De todo el material convencional por un lado y conspiranoico por otro que se ha estado publicando y emitiendo estos días sobre Kennedy me quedo con esta pieza de Errol Morris para el New York Times: November 22, 1963.

Se trata de una entrevista de poco más de diez minutos con Josiah «Tink» Thompson, uno de los investigadores más conocidos del famoso magnicidio del que se cumplen ahora exactamente 50 años. Autor de Six Seconds in Dallas , uno de los mejores libros al respecto, reflexiona ante la cámara sobre las cinco décadas de investigaciones desde el suceso, y sobre un personal convencimiento: que hay suficiente material gráfico en fotografías y películas como para dibujar lo que sucedió realmente en el famoso momento que marcó la historia.

Lo que realmente sucedió está ahí, a la vista de todos. Si consigues meterte dentro de las fotos puedes ver lo que ocurrió. Las películas y fotografías son las pruebas que permite reconstruir perfectamente el escenario de lo que sucedió. ¿Hay que autenticarlas? Ese es el problema real de la versión oficial: que hay tanto material y tan detallado que todas esas fotografías y películas se autentican las unas a las otras.

Tanto el director del documental como su protagonista son los mismos de El hombre del paraguas, una pieza anti-conspiranoica totalmente deliciosa, dedicada al famoso «personaje del paraguas» que aparece en las grabaciones junto al coche presidencial en los momentos de los disparos.

Sobre la peculiar historia de la película Zapruder –tal vez la más conocida de todas las grabaciones– es muy recomendable este antiguo excelente artículo por lo detallado y explicativo: El vídeo de Zapruder en Fronteras.

Al contrario de lo que normalmente la gente cree y muchas películas muestran, el vídeo completo del asesinato de JFK no se hizo público hasta 1968. La revista Life había comprado los derechos por una millonada a Zapruder, publicando algunos de los fotogramas. Pero como espeluznante y sobrecogedora película en movimiento no pudo verse hasta cinco años después –y de forma restringida– con motivo de uno de los juicios. El resto de la humanidad solo pudo verla en televisión en una fecha tan tardía como 1975: unos doce años después de los acontecimientos.

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