Por @Wicho — 10 de febrero de 2016

La dorsal Mesoatlántica es la que separa las placas tectónicas Euroasiática y Norteamericana, y aunque durante la mayor parte de su longitud está bajo el mar en Islandia sale a la superficie. Las dos placas se separan una media de 2,5 centímetros al año, lo que está haciendo que Islandia se esté partiendo, literalmente, en dos.

En el medio de la dorsal hay un valle tectónico, que es por dónde brota el magma del manto, formando nueva corteza oceánica. El desplazamiento de las placas, junto con la nueva corteza oceánica que sale en lo más profundo del valle tectónico, provocan tensiones que se liberan como terremotos, terremotos que a su vez causan fisuras.

Una de estas fisuras, bautizada como Silfra, está en el lago Þingvallavatn, que es el más grande de Islandia y que está, a su vez, dentro de la dorsal Mesoatlántica.

Silfra es un destino muy popular entre submarinistas, ya que basta con sumergirse apenas unos metros por debajo de la superficie del Þingvallavatn para poder tocar las dos placas tectónicas con sólo extender los brazos.

Buceando en Silfra

Es uno de esos lugares del mundo en los que es la naturaleza la que dibuja una frontera, muy diferente de esas que los humanos nos empeñamos en marcar.

(Cosmos vía Prof. Abel Méndez).

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