Por @Wicho — 14 de enero de 2007

Mientras un cohete asciende a través de la atmósfera terrestre, se ve sujeto a un intenso calentamiento aerodinámico, causado por la fricción del aire contra la frágil piel del vehículo en aceleración. En lugar de arriesgarse a que el calor pudiera agujerear la piel del cohete, el equipo original del Delta había usado la típica aproximación de los ingenieros para «matar el problema», poniendo una capa de material aislante en el exterior del vehículo.

El aislante que escogieron fue corcho. Me parecía un material raro para usar en un vehículo de lanzamiento. ¿Corcho en una nave espacial? Era tan del siglo diecinueve. Te hacía pensar, ¿dónde está la gutapercha, dónde está la cera de abeja? Pero el corcho tenía realmente sentido si lo pensabas un poco. Es un buen aislante, es ligero y es barato. Había funcionado bien en los setenta, y cuando algo realmente funciona en esto de los cohetes, tiendes a no tocarlo a menos que no te quede otro remedio. (Roving Mars, páginas 203-204.)

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