Por Nacho Palou — 7 de mayo de 2018

Esta interpretación musical permite “escuchar” la rotación de la Vía Láctea.

Los radiotelescopios observan diferentes líneas de emisión espectral para sondear diferentes fases de gas (atómico, molecular, ionizado) que rellena el espacio interestelar de la galaxia. Los astrónomos miden los desplazamientos Doppler de estas líneas para determinar las velocidades del gas a lo largo de la trayectoria hacia la cual apunta el telescopio. Para convertir cada una de estas observaciones en notas musicales las mediciones de gas se mapean en una escala musical siguiendo un algoritmos desarrollado por Mark Heyer, de la universidad de Massachusetts Amherst.

Cada nota que se resalta y escucha representa gas que se dirige hacia nosotros (notas altas y color azul) o gas que se aleja de nosotros (notas bajas y color rojo). Las diferentes fases de gas se interpretan con instrumentos diferentes y se muestran con colores distintos. Cada observación está representada por la línea que indica hacia dónde apuntaba el telescopio y las posiciones de los círculos a lo largo de una línea muestran las posiciones del gas en la galaxia. El símbolo de la estrella muestra la posición del Sol. La intensidad de la emisión de gas se escucha como una nota más larga y se muestra como un círculo más grande. Con cada nueva medición las líneas se dirigen hacia nuevas zonas de observación.

En conjunto la variación de los tonos musicales que se escuchan en el Blues de la Vía Láctea retrata el movimiento del gas mientras gira alrededor del centro de la Vía Láctea.

Vía Science Alert.

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