Por @Wicho — 17 de enero de 2016

No sólo los nombres de los animales cambian según el idioma en el que estés hablando de ellos; también lo hacen las palabras que usamos para describir el sonido que hacen, a pesar de que se supone que todos los gatos del mundo maúllan igual, y eso que el sonido del maullido es uno de los más consistentes entre distintos idiiomas:

Miau por el mundo adelante
Miau por el mundo adelante – Bored panda

Esto tiene que ver con qué no estamos imitando un sonido, sino poniéndole un nombre, así que las peculiaridades de cada idioma serán las que determinen como suenan los animales.

Peculiaridades como que no permita cierto sonido al principio de una palabra o ciertas combinaciones de sonidos, o que disponga de una mayor riqueza de sonidos que otros.

Pero depende también de que los hablantes de un lenguaje hayan decidido que el ruido que hace cierto animal es importante para ellos: en turco, por lo visto, el sonido que hace el cerdo no tiene nombre, mientras que en ruso se distingue el sonido de un perro pequeño del de un perro grande y ambos tienen nombres distintos; esto tiene mucho que ver con que el lenguaje influye en la forma en la que pensamos.

Y esto no sólo se aplica a los nombres de los sonidos que hacen los animales: la risa, el lloro, la tos, los gruñidos, el sonido que hacen dos copas cuando brindamos… Estos también cambia según el idioma en el que te estés expresando.

El vídeo está en inglés, aunque la traducción automática de subtítulos no funciona del todo mal.

(Larry Ferlazzo vía Susana Aldao).

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