Por @Wicho — 19 de febrero de 2006

Entre los fabricantes de sombreros de principios del siglo XIX era común un cuadro clínico que se manifestaba con espasmos, temblores y alteraciones de la personalidad. Por ello, la gente de la época consideraba que todos los sombrereros, tarde o temprano, perdían la cabeza. La realidad es que sufrían hidrargirismo, pues se envenenaban poco a poco al inhalar el mercurio que utilizaban para hacer el fieltro de estas prendas. Este elemento es muy tóxico y una vez que entra en el organismo no se elimina, sino que se acumula en diferentes tejidos y órganos, como los riñones, el hígado y el cerebro. Probablemente esto sirvió de inspiración a Lewis Carroll para el personaje de El Sombrerero, al que en realidad nunca se le llama loco aunque se conoce como tal, de Alicia en el País de las Maravillas.

(Fuente: ¿Es cierto que antes los sombrereros se volvían locos?, publicado en XLSemanal.)

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